Donde menos se piensa salta la liebre. Así se dibuja cualquier competición. Los Knicks estaban enfundados en su condición de equipo ganador en racha, con 9 victorias consecutivas en su haber, algunas ante equipos de postín, y llega Charlotte al Madison y... vence 105-112.
Sorpresa mayúscula. El equipo de Michael Jordan dejando a la Gran Manzana sin luz. Unos Hornets desahuciados, sin más horizonte que el draft, consiguieron su primera victoria desde la lesión de LaMelo Ball, y la consiguieron en el escenario menos pensado.
Se echó de menos la calidad de los bases ausentes, el local Jalen Brunson y el visitante LaMelo Ball, pero Hornets supo sobreponerse mejor, teniendo a todos sus hombres importantes a un gran nivel.
Kelly Oubre Jr. hizo 27 puntos, Terry Rozier firmó 25 y 7 asistencias sin pérdidas de balón y Gordon Hayward rozó el triple-doble con 23 tantos, 9 rebotes y 8 asistencias.
Ganar 48 horas antes a los Celtics tras 2 prórrogas pudo pasar factura a los neoyorquinos. Porque en la segunda parte se hundieron miserablemente.
New York había hecho 45 puntos en el segundo cuarto para marcharse al intermedio dominando 66-50. Todo parecía discurrir según lo previsto. Pero la segunda parte fue un gran fiasco local: Knicks encajó 37 puntos en el tercer cuarto y solo encestó 16 en el último. Tras el descanso... ¡39 puntos anotados estando por debajo del 30% en el tiro! Así se hace difícil ganar.
A los Knicks les pesó su 11 de 40 desde el triple y la noche gris de Julius Randle.
RJ Barrett sumó 27 puntos y el citado Randle se tuvo que conformar con 16 y 8 rebotes tras fallar 12 de sus 17 disparos a canasta. Y los Knicks perdieron con Josh Hart en sus filas, lo que es noticia.
Así se escribe la competición. Knicks llegaba habiendo ganado 9 partidos consecutivos y Hornets lo hacía sin saber lo que era ganar desde la lesión de LaMelo. Pero el baloncesto no es una ciencia exacta. A dios gracias no lo es.