Auténtico baño de realidad para Sixers. Boston Celtics ha vapuleado de forma cruel al equipo de Filadelfia, al que ha derrotado por 27 puntos para ponerse 2-0 en la serie. Resultado final: 128-101. Jayson Tatum ha vuelto a ser la estrella de Boston.
El alero céltico venía de hacer 32 puntos en el primer partido y en el segundo ha logrado 33, convirtiéndose así en el tercer jugador de la historia de Celtics que encadena partidos de 30 o más puntos en los dos primeros encuentros de una postemporada. Le precedieron dos mitos: Havlicek y Bird.
Le ayudaron en la ofensiva Kemba Walker con 22 puntos y Jaylen Brown con 20. Los números de Tatum: 33 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias, un 60% en el tiro de campo, 8 triples anotados de 12 intentos y un +29 de su equipo cuando él estuvo en pista. Casi nada.
Tatum fue mucho Tatum (el alero metió 8 triples y los Sixers al completo solo encestaron 5) y Celtics fue mucho Celtics para un rival que se fue desmoronando poco a poco. Y todo ello a pesar de que Boston jugó sin el lesionado Gordon Hayward.
Nada hacía presagiar algo así viendo cómo discurría el primer cuarto, un cuarto dominado a placer por Sixers con un ataque excelso.
Baste decir que avanzado el primer cuarto los Sixers dominaban por 13 puntos. Con 14-27 en el marcador, Boston estaba en un 267.% en el tiro de campo, mientras que Philadelphia llevaba un 73,3% de acierto, sumaba 8 asistencias y solo había perdido un balón. La perfección. Pero esos números de unos y otros eran insostenible, tal y como demostró el partido, que se fue al final del primer cuarto con un más apretado 27-33 tras un triple alucinante contra tablero de Tatum en los últimos segundos.
Llegó el segundo cuarto y llegaron las rebajas para los Sixers, que poco a poco se fueron fundiendo con la pista hasta desaparecer. A partir de aquí Boston hizo lo que quiso. Parcial de 13-3 para empezar el cuarto, para luego acumular uno de 25-6 que dejó ya medio K.O. al rival.
Kemba Walker empezaba a anotar con facilidad con tiros sin marca alguna de la defensa rival, porque la defensa de Sixers fue un desastre sin paliativos a partir del segundo cuarto, cuarto en el que Boston endosó 38 puntos a su contrincante. Los defensores de Kemba se comían los bloqueos, nadie llegaba a las ayudas, Sixers seguía sin tener un defensor adecuado para Tatum, ausente Ben Simmons... y todo iba a peor para los 'visitantes'.
El ataque de Sixers se reducía a Joel Embiid con alguna ayuda de Josh Richardson, y poco más.
Sixers se deslizaba ladera abajo, pero aún sobrevivía. Al descanso, 65-57. Con Tatum en 18 puntos, Kemba en 15 y Jaylen Brown en 11, mientras Kanter sumaba 7 puntos y 7 rebotes en 13 minutos asumiendo una buena labor en la ofensiva y el rebote mientras se mostraba incapaz en defensa ante Embiid.
Embiid ya llevaba al descanso 22 puntos y 7 rebotes, y Richardson 14, pero el dúo Tobias Harris-Al Horford era un auténtico desastre.
El tercer cuarto agudizó la crisis de Sixers y desnudó sus vergüenzas. Otros 33 puntos del rival para ponerse Boston con un rotundo 98-75 al final del cuarto, con los Celtics a tope y con 13 triples en su haber y con los Sixers por los suelos y con solo 3 triples.
Marcus Smart aportaba más energía y más sangre en las venas que todo el equipo de Sixers junto. En una jugada taponó a Tobias Harris y acto seguido corrió a tapar el triple. Mientras, Sixers deambulaba por el partido sin garra, sin intensidad, perdido. Resulta complicado explicar cómo una plantilla con tan buenos mimbres defensivos (Josh Richardson, Matisse Thybulle, Al Horford, Joel Embiid...) puede defender tan mal como equipo.
El partido estaba más que finalizado faltando 12 minutos para su conclusión, ya no por el resultado, que también, sino sobre todo por la actitud en la cancha de los Sixers, un equipo que muchos minutos antes ya había bajado los brazos con Harris y Horford ofreciendo una versión paupérrima si se tienen en cuenta sus trayectorias y sus salarios.
El cuarto final fue un suplicio para Philadelphia, un equipo fragmentado, sin comunicación en la pista, sin plan alguno en la banda... y la ventaja creció aún más hasta el 128-101 final. Es decir, Boston pasó de ir perdiendo por 13 en el primer cuarto a ganar por 27. O lo que es lo mismo, ¡a endosar un +40 a Philadelphia! A base de defensa, fluidez ofensiva y calidad como equipo.
En Sixers solo se salvó Embiid, autor de 34 puntos y 10 rebotes, y un poco Richardson, que hizo 18 tantos. Shake Milton alumbró 14, mientras que Harris hacía un doble-doble con 4 de 15 en el tiro y Horford, que fue suplente, sumaba 4 puntos y 3 rebotes en 23 minutos tras solo lanzar 3 veces a canasta.
Cuando Embiid fue sustituido ya en el cuarto final, su rostro era un poema. Se quedó a ver los últimos minutos del partido sentado en la banda con aire de haber sido apaleado, con aire de saber que su equipo tiene pie y medio fuera de la burbuja.