La gran fortaleza de Warriors esta temporada lucía en compañía de los suyos, al calor de su afición. Con un 17-2 en el Chase Center Golden State compensaba su horrendo desempeño como visitante. Pero llegados estos días... ¡Warriors ha perdido en casa de forma consecutiva con Detroit y Orlando!
Amargo debut de Andre Iguodala en la temporada tras dejar atrás su lesión y triste regreso al juego de su compañero Andrew Wiggins, que se había perdido los últimos 15 partidos por lesión y enfermedad. No jugaron Stephen Curry y Klay Thompson. Pero más allá de esas cruciales bajas, estos Warriors tenían que haber ofrecido una imagen mejor de la que ofrecieron ante Orlando.
Baloncesto sin recursos. Mal en defensa y previsibles y aburridos en ataque estos Warriors, que abusaron de mala manera del triple, hasta límites inadmisibles incluso para estos tiempos que corren. Terminado el partido: 30 intentos de 2 y nada menos que 58 de 3 con una pobre serie desde el triple de 18 de 58. O como morir envenenado tras ser picado por uno mismo. O lo que es lo mismo, cómo perder tras autoinmolarse.
Orlando fue otra cosa: un equipo ordenado, una escuadra cargada de talento joven, un grupo convencido de que el baloncesto estará con ellos en el futuro y empieza a estarlo en el presente. Porque Magic está yendo a más.
Paolo Banchero y Franz Wagner, sus dos estandartes jóvenes, funcionaron muy bien como líderes ofensivos con 25 y 24 puntos, respectivamente, Markelle Fultz hizo un poco de todo con 16 puntos, 5 rebotes, 7 asistencias y 6 robos de balón y Cole Anthony lideró la suplencia con 16 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias.
Orlando estuvo por encima del 50% en el tiro de campo, robó más balones que los que perdió y defendió de un modo notable tras el descanso, dejando al rival en 42 puntos, para ganar así su primer partido a Warriors en California en más de 10 años.
No fue vistoso el debut de Iggy (jugó 12 minutos) y la presencia de Wiggins resultó limitada, con solo 19 minutos de acción en los que metió 12 puntos.
Mala señal para Warriors que fuera Anthony Lamb la estrella del equipo. Rutilante actuación de Lamb, eso sí, que sumó 26 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias y 5 triples. Pero que Lamb lance 20 tiros de campo da una idea de la desestructuración del juego local, con dicho jugador intentando 14 triples.
Clave también en el mal rendimiento del equipo el hecho de que Draymond Green volviera a estar muy apagado.
Jordan Poole metió 21 puntos, pero lo volvió a hacer desde la mala selección de tiro, con un 5 de 17 en campo y un muy mal día desde el triple. Y Donte DiVincenzo metió 15 puntos, todos desde el triple, y capturó 8 rebotes.
Warriors es una auténtica montaña rusa. Su bipolaridad -como local y visitante- resulta evidente. Pero más allá de todas esas irregularidad su mala campaña se mide a día de hoy con marca de 20-20 después de sufrir muchas bajas de peso, entre ellas la de Curry. Un 20-20 en el que se intuye que a estos Warriors les puede ir bien en cuanto equilibren sus fuerzas y recuperen a Curry.