Romper una mala racha y seguir con una buena. Eso es lo que han hecho esta noche los Knicks tras endosar un muy severo correctivo a los Warriors (132-94), una victoria contundente que ahonda en la deficiente temporada que está haciendo el equipo californiano.
Romper una mala racha porque Knicks sumaba 8 derrotas consecutivas contra Warriors jugando en Nueva York, donde no vencía al ahora equipo de San Fransisco desde 2013.
Seguir con una buena racha porque Knicks atesora ya 8 victorias consecutivas en la actual competición, la mejor racha de todos los equipos de la liga, lo que le lleva a acumular ya 18 triunfos en 31 partidos disputados.
Warriors jugó sin Stephen Curry, Andrew Wiggins, Donte DiVincenzo y JaMychal Green y dio una imagen espantosa por enésima vez jugando como visitante, lo que le deja con un muy deficiente 3-14 fuera de casa y con un preocupante 15-17 en el cómputo general de la competición.
El partido tuvo poca historia más allá de la inequívoca superioridad del equipo de Tom Thibodeau, que olió sangre y se ensañó competitivamente con unos Warriors con una defensa nuevamente de saldo.
Lo del capítulo defensivo de Golden State jugando fuera de su feudo constituye ya un objeto digno de estudio. La evidente falta de intensidad del equipo atrás no ofrece ninguna duda, una falta de intensidad que llama poderosamente la atención.
El partido llegó al descanso con un claro 69-56, una ventaja que se hizo más rotunda al final del tercer cuarto (100-81) y que escaló hasta niveles inesperados con el ruidoso 32-13 del cuarto final, que fue ya la puntilla a otra noche para olvidar por parte de las huestes de Steve Kerr, que mediado el tercer cuarto ya habían superado la barrera de los 20 de desventaja, con un audaz 88-67 a favor del equipo local.
Knicks, que está con 8-1 en el mes tras sus 8 victorias seguidas, tuvo al suplente Immanuel Quickley con 22 puntos en 23 minutos y un 5 de 6 desde el triple, a Jalen Brunson con 21 puntos, a Quintin Grimes con 19, a RJ Barrett con 18 y a Julius Randle con 15 puntos y 12 rebotes. Todos y cada uno de sus componentes pusieron su granito de arena, y el equipo funcionó muy bien desde el triple y en los tableros.
Un equipo, estos Knicks, que marcha viento en popa con Thibodeau permitiéndose el lujo de arrinconar en su rotación a jugadores como Cam Reddish, Derrick Rose o Evan Fournier, y los resultados le están dando la razón.
Warriors tuvo en ataque a Jordan Poole con 26 puntos, y pare usted de contar. Algunos detalles positivos de los suplentes Jonathan Kuminga y Ty Jerome, mal partido tanto de Klay Thompson como de Draymond Gren y 22 minutos para el joven James Wiseman, que se movió en términos muy tristes.
La escuadra de Kerr no fue nada agresiva de cara al aro, perdió rotundamente la lucha por el rebote y extravió nada menos que 19 balones. Demasiados agujeros en el juego como para resultar competitiva.