Resulta complicado saber donde está el suelo de estos Lakers. Cada día que pasa el equipo angelino da más sensación de descomposición antes de empezar a componerse. La historia de la franquicia no es muy propensa a soportar los ridículos. Y este equipo empieza a encadenarlos.
Lo de hoy ha sido puro maquillaje. El 105-90 resulta mucho más que engañoso. Portland ganaba ya 36-14 al final del primer cuarto. Y llegó a tener 34 puntos de ventaja en el tercero. Para llegar al inicio del cuarto final venciendo 93-62. Luego vino la relajación más absoluta. Una relajación que llevó a los locales a solo meter 12 puntos en los últimos 12 minutos. Porque el trabajo ya estaba hecho. Más sencilla no pudo ser la victoria.
Lakers jugó otra vez sin LeBron (su rostro en la banda era todo un poema). Y perdió a Anthony Davis a las primeras de cambio. Solo jugó 7 minutos. No se fue por la lesión que arrastra en un dedo. Se marchó por problemas estomacales. Y los que tenían que tomar el relevo no lo tomaron. Russell Westbrook firmó un 1 de 13 en el tiro de campo. Perdió 6 balones. Y regaló un airball viral. Poniendo en bandeja de plata los memes a sus haters. Carmelo Anthony palideció ante su exequipo: 4 de 14 en el tiro. Esta vez los triples no entraron. Y sin sus 4 nombres propios estos Lakers no parecen gran cosa.
El equipo angelino es capaz de sanar a cualquier enfermo o resucitar a un muerto. Tiene por momentos ese toque bíblico indeseado si uno juega al baloncesto. Ese toque que hace mejores a los demás. Portland había empezado muy mal la temporada. Su líder, Damian Lillard, andaba por los suelos. Pero ha bastado la visita de los de Vogel para que todos recuperen el ánimo.
Los locales andaban en fase depresiva y con su presidente investigado. Además, jugaban su segundo partido de un back-to-back. Pero ni por esas Lakers aprovechó la coyuntura.
Lillard recuperó la sonrisa (25 puntos, 6 asistencias y 6 triples jugando tres cuartos). Y Jusuf Nurkic se hizo dueño de los tableros. ¡Qué abuso del bosnio! Se lo pasó como un niño grande. Hizo 15 puntos y 17 rebotes en 22 minutos. Robó 3 balones y no falló un solo tiro (6 de 6 en campo).
Alcanzaron la decena Powell y Covington. Y Portland se permitió el lujo de apabullar al rival en una noche horrible de McCollum.
Lakers venía de ganar de milagro a Rockets y de perder contra Thunder. Y su primer cuarto en Portland no pudo ser más desalentador. Un parcial de 13-0 puso el 25-10. Solo era el principio del fin. La ventaja fue creciendo. Al final del primer cuarto: 36-14. El partido se acabó ahí. Los Lakers en 6 de 25 en el tiro de campo. Con 0 de 6 desde el triple. Con 4 pérdidas de balón. Pero sobre todo sin defensa.
Solo se animó la defensa local cuando se resguardó en una zona. Sucedió en el segundo cuarto. Portland solo metió 15 puntos en 12 minutos. Pero en el tercer cuarto los Lakers volvieron a las andadas. Y encajaron 42 puntos. Una auténtica verbena.
Al final del tercer cuarto (cuando el partido terminó realmente)... Lakers en un 31,3% en el tiro de campo. Y recibiendo 93 puntos. Sobran los argumentos. El equipo ni atacaba ni defendía. No jugaba a nada. El paseo local fue eso, un paseo de principio a fin. Y la cuenta sigue subiendo. Partidos de Lakers sin LeBron James: 13-31. LeBron debería cuidar mejor sus compañías.