A veces el lenguaje corporal lo dice todo. A 4:52 del final del partido el destino quiso que Lonzo Ball y LaMelo Ball protagonizaran un salto entre dos tras una buena jugada defensiva del segundo. En ese momento, en el cara a cara antes del salto, Lonzo bajó la mirada al suelo unos segundos; LaMelo, por el contrario, jamás dejó de mirar al frente, erguido y sin tacha.
LaMelo Ball fue mejor que su hermano mayor. Jugando menos produjo mucho más, y además su equipo, Charlotte Hornets, venció 110-118 a los Pelicans tras protagonizar una muy buena remontada, ya que los locales llegaron a ir ganando por 18 puntos en el segundo cuarto.
Los hermanos Ball eran el foco de atención en este partido. Se les vio por primera vez juntos en una cancha de la NBA cuando LaMelo ingresó en la pista quedando 6:38 para el final del primer cuarto. A partir de ahí, el duelo familiar no tuvo color: LaMelo se mostró descarado y productivo y Lonzo anduvo casi siempre tímido y gris.
El Ball de Hornets se fue del encuentro con 12 puntos, 11 rebotes y 9 asistencias, rozando el triple-doble tras jugar 26 minutos; El Ball de los Pelicans jugó 36 minutos (10 más que su hermano) y sus números se redujeron a 5 puntos y 3 asistencias. Ambos lanzaron de forma deficiente a la canasta, pero hasta en ese campo Lonzo estuvo peor que LaMelo, que dejó una vez más pinceladas de lo que puede llegar a ser si progresa como se espera.
Más allá de este duelo, Gordon Hayward (26 puntos) y Miles Bridges (20) fueron los faros ofensivos del equipo ganador, que contó también con un muy buen Devonte Graham (17 tantos y 8 asistencias), que tuvo su importancia en el cuarto final, y un aceptable Terry Rozier, que sumó 15 tantos. Cumplió dignamente un día más Biyombo.
A Pelicans le mataron sus 19 pérdidas de balón, los 17 rebotes que cedió en su propio aro y la falta de aportación de Brandon Ingram según avanzaba el partido. Tampoco ayudó el mal desempeño del citado Lonzo Ball y de Eric Bledsoe, que redondeó su mala noche haciendo un airball desde el triple con marcador de 110-116, lo que ya dejó a los suyos definitivamente fuera del partido. Pero sobre todo le mató al equipo local su defensa a partir del descanso. Van Gundy tiene todavía muchas cosas que ordenar en este equipo.
Pelicans tuvo versiones mejoradas de Zion Williamson (26 puntos y 8 rebotes) y, sobre todo, de J.J. Redick (17 puntos en 19 minutos con 4 triples), que venía de un mal inicio de temporada, pero eso no bastó para ganar, como tampoco sirvió el buen papel de Josh Hart.
El primer cuarto fue un monólogo de Pelicans con marcador de 38-22 a su final tras meter 7 triples, y los locales llegaron al descanso dominando aún 59-47 tras haber tenido una máxima ventaja de 18 puntos, haber desarrollado un gran trabajo defensivo y haber dejado al rival en un penoso 3 de 19 desde el triple.
Al descanso, Hayward y Rozier solo sumaban 6 puntos con 3 de 12 en el tiro. Pero la segunda parte fue otra cosa, sobre todo por la mejora sobresaliente de Hayward, que metió 22 puntos tras el descanso.
Pelicans se fue complicando la vida hasta llegar a un intranquilizador 87-82 al final del tercer cuarto. Pero luego vino lo peor: parcial de 23-36 en el cuarto final para perder. La defensa de Pelicans se vino abajo en la segunda parte hasta encajar 71 puntos. Un desastre. La fiesta de los Hornets estaba servida.