Una bronca a tiempo siempre viene bien. Y si no que se lo digan a los Celtics. Tras la tempestad vino la calma, y con ella la primera victoria en las Finales del Este, un claro 106-117 para acortar distancias a Miami Heat y ponerse 2-1, evitando así lo que podría haber sido un más que descorazonador 3-0.
Boston tuvo a cuatro jugadores en 20 o más puntos, los cuatro líderes que se reunieron con Brad Stevens tras la trifulca del vestuario, entre ellos los dos protagonistas del altercado, Jaylen Brown y Marcus Smart. Brown hizo uno de sus mejores partidos ofensivos de estos playoffs, si no el mejor, convirtiéndose en el líder de su equipo junto a un fenomenal Jayson Tatum.
Volvió al juego Gordon Hayward, y bien que lo agradeció su equipo, un equipo, Boston, que desde el primer minuto apostó por mostrarse muy agresivo de cara al aro contrario buscando penetraciones y ofrecerse con gran intensidad a la defensa para poder correr en pos de canastas fáciles.
Esa doble vertiente hizo que Boston terminara con 60 puntos anotados en la pintura por solo 36 de su rival y esa intensidad defensiva dejó a Miami Heat en un 38,8% en el tiro de campo, su peor porcentaje de tiro en lo que va de playoffs.
Ganaron los Celtics a pesar de estar mal desde el triple. Los citados puntos en la pintura, su trabajo defensivo, su buen desempeño en el rebote ofensivo en fases del partido, su buen cierre del triple rival y su estupendo 26 de 30 desde el libre resultaron clave.
Venció Boston a pesar de perder 10 balones en la segunda parte y de estar a punto de volver a ceder una notabilísima ventaja que llegó a ser de 20 puntos avanzado ya el cuarto final (80-100).
Increíble, pero cierto, de ese +20 a 7:13 del final, se pasó a un +5 (104-109) en la recta final del encuentro, cuando apenas quedaban 56 segundos de partido. Boston, incapaz de cerrar con anticipación partidos claros, es un equipo propenso a meterse en líos, y eso se puede pagar muy caro en la postemporada.
Al final, no llegó la sangre al río. Ganó el equipo de Brad Stevens con 26 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias y 3 robos de Jaylen Brown en su mejor versión, una gran versión que estuvo en pista 43 minutos.
Enorme también Jayson Tatum, con números de megaestrella: 25 tantos, 14 rebotes y 8 asistencias. Kemba Walker firmó 21 puntos y Marcus Smart hizo 20 más 6 asistencias con 10 de 10 en libres, incluyendo un buen número de tiros de castigo en el último minuto.
Hayward volvió a la competición tras caer lesionado el 17 de agosto y jugó muchos más minutos de lo esperado partiendo desde la segunda unidad. Estuvo 31 minutos en cancha y se le vio mejor de lo esperado. Sumó 6 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias y 3 robos, contribuyendo a un mejor equilibrio de su equipo en el juego.
Miami, que desde luego no tuvo su mejor día en defensa, sufrió la mala noche de Goran Dragic y Jae Crowder. Entre ambos hicieron un 4 de 20 en el tiro de campo.
En el lado positivo, los 27 puntos y 16 rebotes de un gran Bam Adebayo, que estuvo en 10 de 14 en el tiro, y otro gran partido del descarado Tyler Herro. El novato firmó 22 puntos, metió 4 triples y ofreció un segundo cuarto espectacular en el que hizo 16 de esos 22 puntos, sosteniendo a los suyos.
Además, 17 puntos y 8 rebotes de un Jimmy Butler sin demasiada brillantez al que Spoelstra sentó prácticamente durante todo el minuto final del partido. Y 4 triples del joven Duncan Robinson, que pasó desapercibido durante muchas fases del encuentro.
Boston dominó ya desde el primer cuarto (22-31) y se fue al descanso con 13 puntos de ventaja (50-63) tras mortificar a la defensa rival desde la pintura y robar un buen número de balones desde la primera línea defensiva, lo que le permitió correr y anotar canastas fáciles al contraataque, una dinámica que alcanzó su cénit en el segundo cuarto.
El tercer acto vio una ventaja máxima de Celtics de 19 puntos, Miami acortó esa desventaja a 9, pero poco le duraron las buenas noticias, ya que Boston se recuperó pronto para irse del cuarto ganando 74-89 en un final en el que se vieron faltas infantiles, y muy mal hechas, de Kendrick Nunn, cuyos playoffs están siendo prácticamente invisibles, y Marcus Smart, cuyos playoffs están gozando de la más exitosa visibilidad.
Lo del último cuarto fue el pan nuestro de cada día de los Celtics. O cómo estar a punto de dejar escapar una ventaja sobresaliente. Del +20 al +5 en algo más de 6 minutos, con ese 104-109 a falta de 56 segundos para el final que puso de los nervios a todos los aficionados célticos, unos nervios que esta vez duraron poco.
Eso sí, o Celtics aprende a conservar mejor sus ventajas o va a acabar muy mal como equipo en esta serie. Porque Miami ha demostrado que es de los equipos que no perdonan los errores del rival.