Nadie puede dudar del gen competitivo de LeBron James, de su orgullo extremo para no dejarse vencer ni siquiera en las situaciones más complicadas. Anoche, el jugador de Lakers volvió a demostrar que sigue estando ahí, aunque su equipo se haya ido desde hace tiempo de la competición.
El inicio del Bulls-Lakers no pudo ser más descorazonador para los californianos, que se encontraron con un tremendo 34-16 al final del primer cuarto. Los de Luke Walton llegaron a estar 20 puntos abajo en la primera parte, pero la reacción del equipo resultó ejemplar.
¡Parcial de 50-82 en los siguientes 2 cuartos! ¡Lakers anotando 82 puntos en 24 minutos: 39 en el segundo acto y 43 en el tercero! De este modo, el equipo se fue al descanso perdiendo solo por 5 tantos (60-55) y afrontó los últimos 12 minutos ganando por un claro 84-98 para terminar venciendo 107-123.
En esa reacción radical de los visitantes tuvo mucho que ver la ambición inherente a LeBron, que hizo su mejor anotación en todo lo que llevamos de 2019 y que superó por un minuto su restricción de tiempo en la cancha.
El de Akron acabó con 36 puntos y 10 rebotes en 33 minutos tras meter 15 de sus 23 tiros de campo. Fue el capo de los suyos en una victoria que también contó con buenas actuaciones de Kentavious Caldwell-Pope (24 puntos), el reaparecido Kyle Kuzma (21), JaVale McGee y Rajon Rondo, estos dos últimos con sendos dobles-dobles, con el base en 14 puntos y 10 asistencias.
Los angelinos anotaron el 55% de sus tiros, lanzaron bien de 3 y acabaron con su mala racha, ya que acumulaban 5 derrotas seguidas. Aun así andan lejos, muy lejos, de los puestos de playoffs.
Chicago jugó sin Zach LaVine y tuvo a Lauri Markkanen en un deficiente 4 de 17 en el tiro.
Robin Lopez (20 puntos), Otto Porter Jr. (19 tantos y 9 rebotes) y Kris Dunn (18 puntos y 9 asistencias) fueron sus mejores hombres.