Se jugaba el tercer cuarto y Cleveland estaba machacando a Golden State. Entonces, LeBron James robó un balón, salvó la posesión desde el suelo, la bola acabó en Kyrie Irving y éste devolvió el balón a LeBron en un formidable alley-oop culminado con un matazo del de Akron.
Esta jugada ponía 20 puntos arriba a los Cavaliers, que terminaron ganando 120-90 el tercer partido de las Finales con LeBron haciendo 32 puntos.