En noviembre pasado, Cuttino Mobley decidió emprender acciones legales contra los Knicks, a los que acusaba de haberle forzado a retirarse en 2008 por motivos puramente económicos. Ahora, una juez federal ha desestimado las alegaciones presentadas contra su antiguo equipo.
Mobley aseguraba en su demanda que no había motivos médicos suficientes para que tuviera que dejar el baloncesto, puesto que sus problemas cardiacos eran ya conocidos y nunca le habían impedido jugar, pero que los Knicks le obligaron a retirarse para tratar de ahorrarse su salario e impidieron que pudiera jugar con otro equipo.
Sin embargo, la juez federal Deborah A. Batts, encargada del caso, no lo ve igual. La juez de Manhattan cree que Mobley no ha probado que pudiera seguir desempeñando su trabajo tras ser diagnosticado de cardiomiopatía hipertrófica, un engrosamiento anormal del músculo cardiaco que dificulta su normal funcionamiento y, en el peor de los casos, puede llegar a causar arritmias mortales.
En opinión de la juez Batts, el hecho de que Mobley hubiera jugado en el pasado, pese a sufrir la misma dolencia, no prueba que pudiera hacerlo en el futuro y los Knicks no tenían obligación de asumir riesgo alguno, como permitirle jugar con un desfibrilador implantable, si entendían que su condición médica “suponía una amenaza directa para él”.
Mobley se retiró en diciembre de 2008, poco después de llegar traspasado desde los Clippers, siguiendo los consejos de los médicos que detectaron un supuesto agravamiento de su dolencia en el chequeo médico rutinario. Aunque el jugador agradeció inicialmente a los médicos el haberle “salvado la vida”, cambió más tarde de opinión, culpando a la franquicia por impedirle jugar al baloncesto.