Después de días de dimes y diretes el caso Marbury parece haber llegado a su fin: el jugador se queda en Nueva York. Esa es la ‘solución’ a la que ha llegado el general manager del equipo, Donnie Walsh, tras reunirse con el base y el técnico Mike D’Antoni a lo largo de esta semana.
Walsh y D'Antoni lo anunciaban ayer a los medios. “Está resuelto” dijo D’Antoni, quien pronosticó que “muy pronto esta historia no va ser divertida de leer porque será la misma historia de siempre”.
Walsh aseguró que el jugador no sería traspasado, ni despedido ni habría acuerdo para rescindir su contrato. Los Knicks lo tienen claro. No quieren pagarle 22 millones de dólares para que juegue en otro equipo.
También está claro que no va a jugar salvo que D’Antoni se vea obligado a alinearle por las lesiones de otros jugadores. Marbury verá la mayor parte de la temporada desde la grada, grada en la que no estarán sus familiares y amigos, ya que no ha renovado los abonos de temporada de que solía disponer en el Madison.
Marbury era uno de los mejores clientes de los Knicks puesto que, según dice, se gastaba cerca de 1 millón de dólares anuales en abonos y entradas para su entorno más cercano.
Ayer se limitó a decir que “todo lo que puedo hacer es sentarme quietecito, ser obediente, observar y aprender de esta situación” y a recordar con nostalgia los tiempos en que Larry Brown, con quien tuvo una conflictiva relación, era el entrenador de los Knicks.