Los playoffs arrancaron sin sobresalto alguno por lo que se refiere a su partido inaugural. El Sixers-Nets no se desvió un ápice de lo que se esperaba. El dominio local resultó incontestable, tal y como refleja el 121-101 final.
Sixers dominó cómodamente bajo la feliz batuta de James Harden, que fue el mejor jugador de su escuadra en una jornada en la que se enfrentaba a su exequipo. Suyos fueron 23 puntos, 13 asistencias y 7 triples.
Le acompañaron Joel Embiid (26 puntos, con 11 libres sin fallo) y Tobias Harris, que elevó su nivel hasta irse a los 21 puntos con notables porcentajes de tiro, incluyendo una serie de 3 de 3 desde el triple.
Tyrese Maxey sumó 13 puntos y 3 recuperaciones de balón y el suplente Paul Reed ofreció minutos muy productivos, ya que en 13 sumó 11 puntos, 4 rebotes y 2 robos, mientras que P.J. Tucker se aplicó a la defensa con generosidad hasta robar 5 balones.
Fue una noche pródiga para Philadelphia en el juego perimetral, con 21 triples anotados, el mejor registro logrado por Sixers en playoffs en toda su historia.
Parece increíble perder por 20 puntos en la postemporada anotando el 55,7% de los tiros de campo. Eso hizo Brooklyn, que vivió una jornada amarga en la relación entre balones robados, 3, y perdidos, nada menos que 19. Por ahí se le fue medio partido.
Mientras, el equipo de Doc Rivers mostró su ductilidad, su capacidad para gestionar escenarios bien distintos, dominando una primera parte ofensiva (67-58) y haciendo lo propio en una segunda de corte defensivo (54-43).
Facilitó las cosas al equipo local el hecho de que el visitante solo contara con 3 jugadores de referencia en ataque. El mejor de ellos, de largo, el completísimo Mikal Bridges, feliz casi siempre en los dos lados de la cancha. Se marchó del encuentro con 30 puntos y un 12 de 18 en el tiro. Cam Johnson (18 puntos) y Spencer Dinwiddie (14 tantos y 7 asistencias) fueron sus dos mejores apoyos.
El partido llegó al final del tercer cuarto con 93-81 a favor de Sixers, que por entonces exhibía un día impresionante desde el triple, con 18 de 32, solo había perdido 4 balones, había anotado el 100% de sus libres y empezaba a mostrar una indisimulada superioridad en el juego y en el marcador.
Y fue en el último cuarto cuando se rompió el juego. Una gran acción de Paul Reed enardeció al público poniendo el 98-81 en el marcador, y a partir de ahí se disparó el juego local hasta alcanzar los 23 puntos de ventaja, con un triple de Maxey, una canasta de Embiid y una doble acción, casi sin dar respiro al rival, de Harden, con un triple y un ally-oop que culminó Harris. Y a esas alturas del partido, el partido dejó de tener cualquier sentido de la competencia.
Muy buena imagen la dada por los Sixers en este arranque de postemporada ante unos Nets que tendrán que poner toda la carne en el asador para no ser eliminados por la vía rápida.