Primer enfrentamiento entre Warriors y Celtics, 6 meses después de que los primeros ganaran las Finales en 6 partidos a los segundos, y nuevo triunfo de Golden State, que enseñó los dientes y dominó marcando jerarquía.
Llegaban al partido con muy distintas sensaciones por parte de los vigentes finalistas de la NBA. Warriors lo hacía con marca de 13-13 y dudas razonables respecto a su primera parte de la temporada, una primera parte cargada de alzas y bajas, irregular, sin un compromiso estable con el triunfo. Celtics con marca de 21-5 antes de empezar el juego, lustrado por su gran ofensiva, bañado de poder competitivo, luciendo el apelativo de mejor equipo de la liga. Pero llegado el momento Warriors elevó su compromiso en la cancha.
Fue un partido de dominio local, un dominio nacido de la versatilidad de ganar un primer tiempo (68-63) desde el impulso ofensivo y de imponerse en el segundo (55-44) desde la firma defensiva. Y fue, sobre todo, una noche en la que los Splash Brothers demostraron que hay noches en las que siguen siendo los Splash Brothers, y que en esas noches su equipo resulta imparable.
Entre Klay Thompson y Stephen Curry anotaron 66 puntos. Klay sumó 34, haciendo 24 en la primera mitad, y tuvo físico para lanzar con solvencia 26 tiros de campo. Y Steph se fue a 32 puntos, 7 asistencias y 6 triples. Fueron los faros que guiaron el viaje exitoso de la nave de San Francisco en un pabellón que antes del partido acogió la retirada por parte de Warriors de la camiseta de Bill Russell, jugador que jamás jugó para Warriors porque toda su carrera la pasó en Celtics.
El equipo local, que venció por un claro 123-107 dominando el rebote, tuvo a Jordan Poole con 20 puntos a pesar de su horrendo 1 de 9 desde el triple, a Jonathan Kuminga con 14 puntos en 21 minutos de juego y a Kevon Looney capturando 15 rebotes, mientras Draymond Green se concentraba en tareas defensivas. Y fue capaz de ganar sin poder contar con Andrew Wiggins.
Nada que ver estos Warriors con los Warriors que perdieron en el partido anterior ante Utah Jazz tras un final de encuentro deficiente.
Boston no pudo disponer de Al Horford, y no estuvo a la altura en esta ocasión, dentro de una temporada en la que prácticamente ha estado a la altura noche tras noche.
El equipo no pudo imponer su demoledor ataque, en parte porque no tuvo buen partido desde el triple.
Jaylen Brown sumó 31 puntos y 9 rebotes, siendo el mejor de su equipo, de lejos. Jayson Tatum hizo 18 puntos con un 6 de 21 en el tiro, y ahí estuvo una de las grandes claves del partido, en que Warriors paró a Tatum. Y Malcolm Brogdon añadió 16 puntos en 23 minutos.
Marcus Smart y Blake Griffin aportaron cada uno 13 puntos y Grant Williams fue expulsado a 1:52 del final.
Definitivamente no fue la noche de Celtics. La revancha tendrá que esperar.