Jugó en Gonzaga y fue seleccionado en el puesto 31 del pasado draft. Tiene 22 años y estaba dejando destellos en su temporada de novato, incluida una canasta ganadora ante los Lakers. Ahora se puede decir que Andrew Nembhard se cargó a los Lakers y se ha cargado a los Warriors.
Sorpresa monumental en San Francisco, donde Indiana Pacers se ha impuesto 104-112 a Golden State jugando los de Indianápolis sin Tyrese Haliburton y sin Myles Turner. Además de estar Indiana también sin T.J. McConnell, Daniel Theis, Chris Duarte y James Johnson.
La trayectoria del equipo de Rick Carlisle, excelente el trabajo del técnico, ya empieza a tener un recorrido con cierto peso, sin que parezca flor de un día, porque Pacers acumula ya un 13-11 en la clasificación, cuando todo operaba a favor de que el equipo viviera en un permanente tanqueo.
Nembhard fue esta noche más allá de cargarse a los Warriors, ¡porque el novato devoró en la pista a Stephen Curry! Sí, dicho así parece una auténtica herejía, pero lo cierto es que se ajusta a la realidad vivida hoy en el Chase Center.
La cara de Curry lo decía todo, la expresión de la superestrella local cuando Nembhard se la lía en la línea de 3 con un manejo espectacular de balón que termina en triple para el 100-107. Restaban menos de 3 minutos y Curry no se lo podía creer. Porque era de no creer.
Descaro absoluto por parte del rookie, desprecio total por la autoridad, agallas a más no poder, un jugón. Nembhard firmó 31 puntos, 13 asistencias, 8 rebotes, 13 de 21 en campo y 5 de 7 en triples. Eso es suplir a lo grande al gran Haliburton, el mejor base hasta la fecha en lo que va de temporada en cuanto a organización y distribución del juego, un Haliburton que promedia nada menos que 10,8 asistencias por partido.
Mientras, Curry vivía una noche miserable, una jornada para olvidar: 12 puntos y 6 asistencias, con 3 de 17 en el tiro. Los genios también tienen sus lagunas.
Entre él y Draymond Green, un 4 de 25 en el lanzamiento a canasta. Un horror. Y en una noche en la que no estaba Andrew Wiggins para enmendarlo, porque causó baja.
De nada le sirvieron a Warriors los 28 puntos (8 triples) de Klay Thompson ni los 23 de Jordan Poole, ejerciendo de titular.
No resulta fácil ganar en San Francisco. De hecho, esta es la segunda derrota de Warriors en 13 partidos. Por eso resulta tan meritorio el triunfo de unos Pacers que están maravillando a todos.
Pero resultaría harto incompleto decir que Pacers fue solo Nembhard. Porque Pacers fue mucho más. Fue defensa. Fue dureza mental. Fue capacidad resolutiva. Y fueron muchos jugadores aportando. Jugadores como Jalen Smith (15 puntos, 9 rebotes y 3 tapones), Oshae Brissett (14 puntos y 8 rebotes) o Isaiah Jackson (13 puntos y 3 tapones en 19 minutos), más que otros que también lo hicieron, pero que presentaron fallas, tales como Buddy Hield (17 puntos con 6 de 19 en el tiro) o Bennedict Mathurin (14 con 4 de 16).
Golden State tuvo apoyos desde la suplencia de Jonathan Kuminga, al que las faltas le mataron, y de Donte DiVincenzo. Pero fueron demasiadas las piezas que fallaron este lunes en el engranaje de Kerr, lo que no resta mérito a un triunfo hermoso de estos Pacers que nos tienen a todos ojipláticos.