Ya se ha cumplido una semana del polémico tuit de Kyrie Irving que generó una enorme polvareda mediática por su corte antisemita y no parece que esa polvareda esté amainando. El último en incorporarse a ella es el comisionado de la NBA, Adam Silver.
Todo empezó el 27 de octubre cuando Irving hizo un tuit en el que remitía a un enlace a la película "Hebrews to Negroes: Wake up black America", un material audiovisual de fuerte carga antisemita que llega incluso a negar el Holocausto.
A partir de ahí, el gran lío. Comunicado de Brooklyn Nets lamentando la acción de su jugador, el jugador afirmando que no había querido ofender a nadie y declarándose omnista, escrito de la NBA crítico con Irving y ayer el anuncio de que Brooklyn Nets y Kyrie Irving abonarían cada uno 500.000 dólares destinados a "causas y organizaciones que trabajan para erradicar el odio y la intolerancia en las comunidades".
Y hoy le ha llegado el turno a Adam Silver, comisionado de la NBA, judío, como era judío su antecesor, David Stern, y como son judíos varios propietarios de franquicias de la NBA, y si no que se lo digan a Meyers Leonard.
Silver ha intervenido con un comunicado lamentando que después de todos los días que han pasado desde ese desafortunado tuit Irving aún no se haya disculpado, y ha avanzado que la próxima semana se va a reunir con el jugador para tratar el asunto.
Lo cierto es que Irving sigue en una deriva preocupante. Terraplanista, conspiranoico, antivacunas, ahora calificado como antisemita... En realidad lo que más le gusta a Irving es ser anti, y si pudiera ser, sería antimateria.
Los Nets viven sin vivir en ellos. Horrible comienzo de temporada. Ben Simmons siendo una sombra de lo que pudo llegar a ser y pidiendo mimos constantes, Irving metido en este berenjenal, Kevin Durant jugando bien, pero a su bola, sin aparente intención de liderar el proyecto, Steve Nash fuera ya del equipo y la casi segura llegada de Ime Udoka, que llegaría arrastrando ya su propia polémica. Así da gusto, un entretenimiento sin fin estos Nets.