El TD Garden no veía unas Finales desde 2010. El de esta noche, era, por lo tanto, un reencuentro muy esperado por la afición verde, y ese reencuentro tan esperado ha sido bien fecundo para los bostonianos, que han ganado con solvencia a Warriors para adelantarse 2-1 en la serie.
Victoria justa, cargada de solvencia, preñada de oficio y trufada de calidad. Boston fue más que Golden State en 3 de los 4 cuartos del partido para imponerse 116-100 tras dejar a los Warriors en solo 11 puntos en el último cuarto.
Triunfo que cumple algunos argumentos estadísticos hasta ahora irreprochables. Celtics suma ya un 11-0 en estos playoffs cada vez que mete 108 o más puntos y acumula ya un 7-0 tras partido perdido (es decir, las 7 veces que ha perdido, el equipo bostoniano ha ganado el encuentro siguiente), lo que muestra la espectacular capacidad de olvido y reacción que tiene el grupo que dirige Ime Udoka, que hoy ha vuelto a dirigir a los suyos con exquisita sensibilidad.
El trío formado por Jaylen Brown (27 puntos, 9 rebotes y 5 asistencias), Jayson Tatum (26 puntos y 9 asistencias) y Marcus Smart (24 tantos, 7 rebotes y 5 asistencias) marcó la tendencia ganadora de Boston durante prácticamente todo el partido, con Brown exhibiéndose en ataque en la primera parte (22 puntos) y brillando en defensa en la segunda, y con Tatum y Smart tirando del equipo en la ofensiva en la segunda mitad, con Smart capitaneando un notable partido defensivo de toda la escuadra local.
Buena primera parte de Derrick White, notable segunda de Grant Williams, partido cargado de energía positiva de Al Horford (11 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias en 30 minutos), que protagonizó algunas jugadas brillantes -¡ese pase de fútbol americano en el tercer cuarto!-, y mención aparte para la escabechina que Robert Williams III hizo en defensa a los Warriors, por su infinito poder de intimidación. Terminó Timelord con 8 puntos, 10 rebotes, 4 tapones y 3 robos en 26 minutos, pero esos magníficos números ni siquiera pueden reflejar las dudas que sembró su presencia como protector del aro a Golden State.
Boston dominó el rebote durante todo el partido, controló por fin las pérdidas de balón en la segunda parte (solo 4 tras el descanso), tras su desastre en el segundo encuentro, y apretó su defensa hasta desnudar las vergüenzas del equipo visitante en el cuarto final, un cuarto que acabó 23-11, con Warriors haciendo un 1 de 9 desde el triple y perdiendo nada menos que 8 balones.
De nada le sirvió a Warriors la conjunción casi siempre letal de los Splash Brothers. Stephen Curry hizo 31 puntos y 6 triples, pero acabó tocado tras la lucha por un balón en el último cuarto, y Klay Thompson añadió 25 puntos y 5 triples en su mejor partido en estas Finales. Los 25 puntos que sumaron en el tercer cuarto sacaron a flote a su equipo, pero en el último período su producción ofensiva quedó reducida a 2 puntos y los Warriors se hundieron en una de las peores noches que se pueda recordar en playoffs de Draymond Green, que entre gritos de "Draymond apesta" estuvo mal de principio a fin en casi todas las facetas del juego, terminando eliminado por faltas a 4:07 del final.
En realidad, Warriors solo salió a flote en el tercer cuarto, el cuarto en el que siempre está funcionando en estas Finales, el cuarto en el que Curry y Thompson tiraron de galones de lujo. Antes y después, el partido solo tuvo un dueño y ese dueño fue Boston Celtics.
Los locales pusieron tierra de por medio en el primer cuarto con varias ventajas de 15 puntos, llegaron a amasar 18 puntos a su favor en el marcador en el segundo acto, se fueron al descanso ganando 68-56 -dejando en evidencia a la defensa californiana- y solo flaquearon en un tercer cuarto en el que Warriors llegó a adelantarse 82-83 con un triple de Stephen Curry, jugador que se fue cargando de faltas en cada uno de los cuartos sin que Steve Kerr cumpliera las reglas no escritas de la sustitución, una decisión valiente que fue muy positiva para el equipo visitante.
Pero luego llegó el último cuarto, los Warriors se despeñaron en ataque de un modo alarmante, y Boston pudo sacar pecho.
En Golden State, Andrew Wiggins hizo 18 puntos, siendo el único que se unió a la causa de los Splash Brothers, y Juan Toscano-Anderson jugó los últimos 2 minutos del encuentro, ya con todo fijado.
Golden State se coloca ahora a la contra de la historia, ya que en las Finales anteriores cuando dos equipos han llegado 1-1 al tercer partido (39 ocasiones), el 82% de la veces ha sido campeón el que se ha impuesto en el tercer juego. Habrá que ver hasta qué punto se cumple esa máxima, más allá de lo cual todo puede ocurrir en unas Finales intensas que no saben aún lo que es el tiempo del clutch, algo que viene siendo ya un lastre doloroso desde las finales de conferencia.