Ridículo espantoso de los Warriors en Memphis ante un equipo al que le sobra arrojo y desparpajo, le brota por todos los lados una juventud insolente en el mejor sentido de la palabra y le baña de los pies a la cabeza un impulso demoledor hacia la revolución pura y dura.
Estos Grizzlies son mucho más que Ja Morant, y hoy lo han vuelto a demostrar. Si lograron sin su gran líder una marca de 20-5 en temporada regular, hoy, ante los rutilantes Warriors, han volcado salvajentemente los pronósticos hasta humillar al equipo contrario, hasta poner a Golden State de cara al espejo donde mirarse y sentir vergüenza por su espantada de hoy.
No se puede hacer peor en un marco tan propicio para el éxito. Golden State acudía a Memphis con un match ball en su poder que transformó en una debacle que a punto estuvo de alcanzar proporciones históricas, saliendo trasquilado del FedExForum. Ahora tendrá que ganar en San Francisco, o si no la cosa se puede poner más que candente.
El 134-95 final puede parecer hasta poco, siendo como es una paliza de órdago. ¡Porque Memphis Grizzlies llegó a tener 55 puntos de ventaja en el tercer cuarto!
Fue un akelarre de proporciones inimaginables, un 'in crescendo' de pesadilla para Warriors: 38-28 en el primer cuarto, 39-22 en el segundo y 42-17 en el tercero. Warriors convertido en zona catastrófica, transformado en una penosa caricatura.
El 77-50 de la primera parte resultó ya demoledor. Grizzlies tenía a 5 jugadores en 10 o más puntos, había lanzado nada menos que 57 tiros de campo, dominaba el rebote a su antojo con 13 capturas en ataque, sumaba 22 asistencias y solo había perdido 3 balones por las 14 pérdidas de Warriors y los suplentes locales sumaban 28 puntos por 8 de los reservas visitantes.
Esos 77 puntos eran un récord de la franquicia en playoffs y la segunda anotación más alta encajada en un medio tiempo de postemporada por Warriors en su historia. Los Grizzlies habían anotado 25 puntos a partir de pérdidas de balón del rival, el mayor número al descanso en muchísimos años de playoffs.
Pero lo que vino después fue peor. Memphis metió 42 puntos en el tercer cuarto tras enchufar 9 triples para tener una máxima ventaja de 55 puntos (119-64 tras un 3+1 de Ziaire Williams) y terminar el tercer acto con 52 de ventaja (119-67) porque Juan Toscano-Anderson metió un triple sobre la bocina.
Esos 52 puntos de ventaja constituyen la mayor diferencia en tres cuartos en un partido de playoff en 70 años. En tres cuartos, Memphis llevaba 17 triples metidos con el 50% de efectividad, sumaba 17 rebotes ofensivos y 4 pérdidas de balón por 20 de Warriors, que luego terminaría el partido con 22.
El partido se encaminaba hacia una derrota histórica que no llegó a producirse porque el último cuarto, convertido ya en una pachanga, como le pasó al tercero, hizo que los locales se relajaran para dejar de pisar el acelerador.
Jaren Jackson Jr. (21 puntos y 8 rebotes en 25 minutos), Tyus Jones (21 tantos, 9 asistencias y 0 pérdidas en 24) y un resucitado Desmond Bane (21 puntos en 24 minutos) fueron los máximos anotadores de Memphis, metiendo cada uno de ellos 4 triples.
La catástrofe de Golden State fue mayúscula. Klay Thompson metió 19 puntos, Stephen Curry hizo 14 y Jonathan Kuminga añadió 17, casi todos los del novato anotados cuando el partido ya no servía para nada. Muy mal Wiggins y Poole, y poco relevante esta vez Draymond Green.
El mexicano Toscano-Anderson jugó 16 minutos e hizo 5 puntos y 5 rebotes.
Steve Kerr volvió a faltar a la cita por estar de baja por Covid-19 y su sustituto, Mike Brown, perdió su primer partido al frente del equipo después de acumular entre 2017 y estos playoffs una marca perfecta de 12-0 cuando suplió a Kerr. Eso sí, su primera derrota ha sido sonada.