Lakers es un equipo frágil que carece de continuidad. Como mucho, el equipo de Frank Vogel se ennoblece en unos minutos, en un cuarto o tal vez en medio partido, pero le cuesta un mundo completar una noche feliz. Hoy ha vuelto a suceder. Y Dallas ha hundido un poco más a un equipo sin rumbo.
El partido fue la crónica de una muerte anunciada a pesar de la poderosa reacción local en el tercer cuarto. Lakers pasó de perder por 21 puntos en el segundo cuarto a ganar por 6 tantos (100-94) a falta de 7:23 para el final, y hasta ahí llegó el equipo.
A partir de ese momento, de ese 100-94 con máxima tensión en la pista, Lakers se fue desvaneciendo hasta desaparecer de un modo alevoso: ¡2 puntos anotados -un matazo de Russell Westbrook- en más de 7 minutos para encajar un parcial de 2-15 en el momento decisivo e irse todo al garete!
Ese 2-15 en el que la defensa visitante y la clarividencia en ataque de Luka Doncic, con un par de unos contra unos exitosos ante LeBron James, fueron esenciales resultó el más palpable ejemplo de lo que son en estos momentos de la temporada uno y otro equipo.
Ese abismo que separa a Lakers y Mavericks se resume en su trayectoria actual. Lakers ha perdido 6 de sus últimos 7 partidos y está con una penosa marca de 27-34, sin que parezca que le haya servido de nada el parón del All-Star (0-3 desde entonces); Mavericks vive en una dimensión distinta, suma 8 triunfos en 10 encuentros y es quinto en el Este acercándose a Utah con 37-25.
Luka Doncic (25 puntos y un matazo en rebote ofensivo arrasando a Dwight Howard en el primer cuarto) y Jalen Brunson (22 y 4 robos tras sobrevivir a un tremendo pisotón involuntario de un rival que le dobló el tobillo por completo) fueron los faros de Dallas, sin olvidar los 16 puntos y 9 rebotes de Dorian Finney-Smith y los 14 tantos y 9 asistencias de Spencer Dinwiddie, dos jugadores que también resultaron esenciales, como muy buenos fueron los minutos de Dwight Powell a pesar de empezar el partido cometiendo 2 faltas a las primeras de cambio.
A todos ellos hay que añadir el trabajo de Reggie Bullock y Maxi Kleber.
Dallas volvió a marcar diferencias en el último cuarto desde la defensa. Resultado de 17-24 en el cuarto final tras solo permitir 4 puntos en los últimos 7 minutos del partido, con Lakers perdiendo balones y mostrando todo un catálogo de insuficiencias en ataque. Dallas es ahora mismo el equipo de la NBA que menos puntos encaja en el último cuarto de los partidos. Todo un dato.
Lakers sufrió sobremanera en la primera parte, con medio equipo preocupándose más de protestar a los árbitros a partir de su profunda frustración que de defender y poner en aprietos al rival. Dallas se puso 21 arriba y terminó el primer tiempo ganando 56-71.
Lo que nadie esperaba era la reacción de Lakers en el tercer cuarto. El equipo local mostró otra actitud, un juego mucho más físico, un orgullo por no dejarse avasallar, una defensa más intensa aprovechando en parte la mayor permisividad arbitral... y todo ello llevó a un 31-14 en el tercer acto que hizo que Lakers afrontara el último cuarto ganando 87-85.
La primera fase del último cuarto sonrió a los de Vogel, pero luego vino lo que vino, una vuelta a la cruda realidad de estos Lakers sin atributos definidos.
LeBron James fue el mejor local una vez más con 26 puntos y 12 rebotes, Carmelo Anthony sumó 20 puntos y Malik Monk, que volvió por fin a la titularidad, hizo 17. Además, pinceladas de Talen Horton-Tucker en la primera parte e intensidad de Stanley Johnson en el tercer cuarto.
Russell Westbrook hizo 12 puntos, 8 asistencias y 0 pérdidas, pero 5 de 17 en el tiro. Sigue desenfocado. Como desenfocado parece Vogel, que no para de marear la perdiz con quintetos iniciales distintos y rotaciones para todos los gustos.
Trevor Ariza no jugó. De la titularidad a la nada, algo que tampoco puede extrañar mucho viendo su rendimiento.