Warriors permanece en una casi permanente luna de miel con el juego. Tercer partido del equipo en su gira por el Este y tercera victoria. Triunfos ante Pacers, Knicks y Celtics en una visita al Este que puede ser perfecta si ganan en Toronto.
Golden State se sitúa ya con marca de 24-5, la mejor de toda la liga, y proporciona a Steve Kerr su triunfo 400 en la NBA, una cifra espectacular teniendo en cuenta que no ha llegado aún a dirigir 600 encuentros.
Stephen Curry (30 puntos y 5 triples) y Andrew Wiggins (27 puntos con 5 de 7 desde más allá del arco) fueron los artífices ofensivos de Warriors, con buen partido de Andre Iguodala desde la segunda unidad (12 puntos y 6 asistencias) y buen trabajo como de costumbre de Draymond Green, si bien una vez más el equipo se comportó de forma excelente en el campo defensivo en un partido que tuvo dos partes bien diferenciadas, la primera dominada por Golden State y la segunda más emocionante a partir de una notable mejora defensiva de Boston, especialmente en el tercer cuarto.
Muchos aficionados célticos se acordarán al final de este partido de los 4 tiros libres que lanzó Stephen Curry en la última décima de segundo de la primera parte, porque precisamente por 4 puntos ganó Golden State el partido.
Fue una jugada con todos los elementos necesarios para la polémica. Warriors venía de haber estado 20 puntos arriba (39-59) en pleno éxtasis ofensivo de Wiggins, pero esa gran ventaja se diluyó hasta los 10 puntos (54-64) tras un parcial de 15-5 de Boston, y entonces llegó la peculiar jugada: sacó Warriors de banda y Curry intentó a la desesperada un triple desde su campo que acabó con los árbitros pitando falta de Marcus Smart con 1 décima de segundo por jugar. Curry dispuso así de 4 libres finales que no falló (uno por una técnica y el resto por la falta), llegándose al descanso 54-68. Con Wiggins ya en 24 puntos y Curry en 20. Eso sí, más allá de la polémica, la jugada revela el pánico que causa Curry hasta tirando desde su campo.
El tercer cuarto fue otra cosa. Si el primero había sido de Curry y el segundo de Wiggins, el tercero fue de Boston Celtics, que dejó en 14 puntos a Warriors a partir de una mejora defensiva sideral y que dispuso de versiones mejoradas de Jayson Tatum y Jaylen Brown, que habían estado grises en la primera mitad.
Fue así como se equilibró un partido que Warriors había llevado muy bien a partir de una muy buena labor defensiva y una excelente circulación de balón en la primera parte.
El problema de Boston es que llegó a recortar de 20 a 1 punto, pero nunca llegó a ponerse por delante. Final del tercer cuarto, 81-82, y todo por decidir, lo que era una gran noticia para Celtics, que empezó el partido sin el enfermo (no Covid) Dennis Schröder y sin Al Horford, Grant Williams, Juancho Hernangómez y Jabari Parker, todos en protocolos Covid-19, y que perdió a los 8 minutos de juego a Romeo Langford, que había partido como titular y había recibido bajo el aro un fuerte golpe en la cabeza.
Llegó el cuarto final y Warriors supo definir. Parcial de 0-8 en un momento dado para ponerse 95-105 con un triple de Curry. Un pequeño colchón que resultó decisivo. Celtics apretó al final y con un triple de Brown se puso 104-107, pero respondió Curry con una canasta importante antes de ser eliminado por faltas a 10,7 segundos del final. Marcus Smart, muy buen partido el suyo, encestó un triple para el 107-109, pero Damion Lee no falló desde la línea de libres a 2,8 segundos del final. Un fiable tirador que siguió siendo fiable bajo presión.
Warriors no pudo contar con Jordan Poole (baja por pandemia) y puso como titular al joven Moody. Por otro lado, el mexicano Toscano-Anderson apenas jugó 5 minutos esta vez.
Celtics, que queda 14-15, tuvo a Tatum con 27 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias, a Brown con 20 tantos y 9 rebotes, a Smart con 19 puntos y 8 asistencias, a Josh Richardson con 15 puntos y una buena versión del joven Nesmith. Pero nada de eso sirvió para levantar el vuelo ante unos Warriors que llevan volando desde que empezó la temporada.