No, Milwaukee Bucks no jugó con un equipo plagado de bajas. No, la escuadra de Budenholzer salió con todo a la pista y a medio partido se había quedado ya sin nada. Brutal e histórica exhibición ofensiva de San Antonio Spurs en el momento más inesperado.
Venía San Antonio de una muy mala racha de resultados que no invitaban al optimismo, mientras que Milwaukee llegaba al AT&T Center habiendo ganado sus últimos 5 partidos. Pero, ¿para qué están a veces las estadísticas? Para hacerlas añicos en un momento y burlarse de ellas.
Eso debieron pensar los Spurs cuando se dieron cuenta de que les entraba todo. Y eso debieron pensar los Bucks cuando se dieron cuenta de que estaban haciendo el ridículo.
¡Spurs anotó 87 puntos en la primera parte a una de las defensas más sólidas de la liga: 45 en el primer cuarto y 42 en el segundo! Un auténtico festival lisérgico. Los casi 4.000 espectadores que se dieron cita en las gradas debían sospechar que les habían metido algo en las bebidas.
Esos 87 puntos son la mayor cantidad de puntos que Spurs ha anotado en una primera parte en toda su historia. Su plusmarca estaba en 84 puntos logrados en 1984 ante Denver Nuggets. Y esos 87 puntos son la peor cifra de puntos encajada en su historia por los Bucks en una media parte, ya fuera primera o segunda mitad.
San Antonio alcanzó el ecuador del partido con 6 jugadores con 10 o más puntos encestados, con sus suplentes haciéndole un 35-9 a la segunda unidad rival y con el equipo ofreciendo porcentajes de tiro de ensueño: un 67,3% en el tiro de campo, 12 triples anotados con una efectividad del 66,7% y 9 de 11 desde el libre.
Victoria en los primeros 24 minutos por 87-64 con 17 asistencias y solo 3 pérdidas de balón. Rudy Gay llevaba 15 puntos, Patty Mills 14 (ambos jugando solo 11 minutos), Dejounte Murray y DeMar DeRozan 13, Keldon Johnson 11, Lonnie Walker IV 10 y Jacob Poeltl se proyectaba hacia el triple-doble. Era esta una fiesta colectiva, nada de un par de jugadores embolsándose todo el oro, no, los Spurs socializándolo todo, viviendo en la cúspide del baloncesto grupal.
Al otro lado, caras largas. Giannis Antetokounmpo, Jrue Holiday, Khris Middleton, P.J. Tucker... no sabían por dónde habían llegado los golpes, pero estaban apaleados, y Bryn Forbes ya ni se acordaba de que antes de encajar semejante paliza había disfrutado de un vídeo-tributo por parte de su exequipo.
Llegado a este punto, a este estado local de aturdimiento feliz producto de tal borrachera de puntos, empezó a surgir alguna duda: ¿volvería Spurs a esfumarse y perder una gran ventaja como le ocurrió ya alguna vez esta temporada? La respuesta fue no.
La segunda parte fue de lo más sosegada. Milwaukee se mostró incapaz de poner en aprietos a unos Spurs que se jugaban mucho y que no desfallecieron.
El 146-125 final habla bien a las claras del poder mostrado por los de Popovich, que tuvieron a 4 jugadores en 20 o más puntos y a 6 en 19 o más. DeRozan hizo 23, Murray sumó 21 y 9 asistencias, Johnson se fue a 20 más 7 rebotes, Mills aportó 20 tras meter 6 triples, Gay sumó 19 en 22 minutos, Walker IV, otros 19 y Poeltl rozó el triple-doble.
Los locales terminaron casi en el 60% de acierto en el tiro de campo, metieron 17 de sus 29 intentos triples y con la victoria se situaron al borde de la clasificación para el play-in. Les queda un calendario crudo, pero peor lo tiene Pelicans, vista su derrota de hoy, su situación en la clasificación y sus lesiones.
Milwaukee se fue del encuentro con la convicción de haberlo hecho rematadamente mal. Sí, Anteto metió 28 puntos, Middleton 23, Holiday 20... pero el espectáculo defensivo dado hoy por el equipo no puede volver a repetirse.