Otra vez los Celtics basculando entre la exhibición y el desconcierto. Sucedió en el último cuarto. Boston estaba arrasando a su eterno rival, Lakers, de forma inmisericorde cuando de repente se le fue la luz y estuvo a punto de perder un partido que tenía ganado.
Los Celtics ganaban por 27 puntos a 7 minutos del final, pero un parcial de 24-2 los dejó al borde de la zozobra, llevando el marcador a un apretado 110-115 con 1:18 por jugar. Poco antes, a 1:50 del final, Brad Stevens se vio obligado a devolver a la cancha a Jaylen Brown, el jugador del partido, Jayson Tatum y Marcus Smart, una muy mala señal en un partido que minutos antes se había dado prácticamente por terminado.
Con ese 110-115, tuvo que ser Brown el que rescatara a su equipo de un pozo que parecía no tener fin. Jaylen Brown completaba así un excelente partido, una actuación deslumbrante que se saldó con 40 puntos, 9 rebotes y un impresionante 17 de 20 en el tiro de campo. Imperial Brown, esencial y maravilloso.
Nada mejor que un Lakers-Celtics para estrenar las gradas esta temporada, porque este fue el primer partido de Lakers en el Staples Center con público, 401 días después de la última vez que se escuchara a la afición animar a los suyos.
El partido había arrancado sin Robert Williams III en el bando local y sin Andre Drummond en el visitante, lo que dejó como titualares a los veteranos Tristan Thompson y Marc Gasol. El español empezó titubeante en un inicio igualmente titubeante de su equipo, pero fue yendo a más hasta ser uno de los jugadores más destacados de Lakers.
Gasol terminó con su mejor marca anotadora desde que está en Lakers. Sumó 18 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias en 21 minutos, con 7 de 10 en el tiro de campo y 3 de 4 desde el triple. Su mejor momento llegó en un fantástico tercer cuarto en el que anotó 11 puntos.
Más allá de esa pájara final de los Celtics que casi le cuesta un disgusto, el equipo visitante fue el claro dominador del partido, un dominio que se extendió desde el salto inicial hasta el bocinazo final, y que no se reflejó en toda su medida en el marcador definitivo, que nos dejó un muy engañoso 113-121. Esta vez, la defensa de Lakers brilló por su ausencia y Celtics atacó como un reloj de precisión suizo: 31, 30, 30 y 30 puntos por cuarto.
Los Celtics, ¡que perdieron nada menos que 21 balones!, terminaron el partido con muy buenos porcentajes de tiro, incluido un 56,5% en el lanzamiento de campo.
Tuvieron los bostonianos, además de a Brown con 40 puntos, a Marcus Smart y Payton Pritchard con 15 cada uno, muy bien el chaval, y a Tatum y Thompson con 14.
Lakers, además de un notable Gasol, tuvo a Talen Horton-Tucker como máximo anotador, finalizando con 19 puntos, 7 rebotes, 7 asistencias y 3 robos. Dio un paso al frente ante las ausencias de LeBron James, Anthony Davis, Andre Drummond y Markieff Morris.
Ben McLemore, con 17, fue el gran artífice de la remontada de Lakers en el cuarto final, cuarto en el que anotó 15 puntos. Kyle Kuzma, su mejor momento fue el tercer cuarto tras una horrible primera parte, sumó 13 puntos con grises porcentajes y Montrezl Harrell acabó con 12 puntos y 8 rebotes. Los suplentes de Lakers metieron 69 puntos. Muy malos partidos de Dennis Schröder, que parece que jugó con una infección en un pie, y Kentavious Caldwell-Pope, que a los 90 segundos de juego ya llevaba 2 faltas.
El partido marcó su tendencia hacia lo céltico desde el salto inicial. Boston se puso con 7-21 de salida, lo que provocó un tiempo muerto de Vogel. A partir de ahí, con mayor o menor holgura, dominio visitante: 23-31 en el primer cuarto, 48-61 al descanso, 79-91 acabado el tercer período...
Y llegó el despegue definitivo de los Celtics en el arranque del cuarto final. Parcial de 2-15 en apenas 3 minutos para poner el 81-106 en el marcador con Jaylen Brown impulsando a los suyos. Ahí se rompió el partido de forma definitiva, aunque luego Boston estuviera a punto de pifiarla de mala manera con los suplentes de Lakers acariciando la hazaña.