Los Pelicans llegaron al final del tercer cuarto ganando 102-91. Y se fueron del partido perdiendo 114-132. El tremendo 12-41 del último cuarto dejó retratados a unos y a otros. Phoenix tuvo a Chris Paul como magistral armador del juego.
Devin Booker metió 23 puntos. Jae Crowder hizo 20 con 6 de 8 desde el triple. Frank Kaminsky tuvo un inicio arrollador. Y terminó con 17 puntos en 16 minutos con 5 triples. Deandre Ayton firmó 16 tantos y 16 rebotes. Pero la gran estrella del partido fue Chris Paul.
Paul volvía una vez más a su cuna NBA. Pasó años maravillosos en Nueva Orleans. Y dio un recital en su antiguo hogar. Terminó el partido con 15 puntos. Tirando poco y bien. Pero lo suyo fue un clinic del pase. Sumó 19 asistencias y solo perdió 2 balones. Esas 19 asistencias son la mejor marca registrada en la NBA esta temporada. Superan las 18 de Nikola Jokic.
Los Suns rompieron el partido con un parcial de 5-27 en el cuarto final. Los 12 puntos anotados por Pelicans en los últimos 12 minutos del partido dicen mucho. Pero más dicen los 41 puntos encajados. Ese es el gran mal del equipo. No defiende. No tiene actitud atrás. Y pierde y pierde partidos por su mala defensa. Hoy, uno más. Encajar 132 puntos conlleva casi siempre una derrota.
Jugó Pelicans sin Steven Adams. Se lesionó en el anterior partido. Y el español Willy Hernangómez ocupó su lugar. Fue titular y estuvo 23 minutos en cancha. Para 9 puntos y 13 rebotes. Notable su primer cuarto. Se ha metido con fuerza en la rotación de su equipo tras venir del ostracismo.
Brandon Ingram metió 25 puntos. Zion Williamson hizo 23. Pero el mejor jugador local con diferencia fue Lonzo Ball. Sumó 21 puntos, 12 asistencias y 6 triples. Está lanzando de 3 a un nivel espectacular. En el lado contrario, la poca aportación de Eric Bledsoe y de la segunda unidad del equipo.
Stan Van Gundy lo tiene claro. Sabe de primera mano cuál es el mal de sus chicos. O su equipo defiende o no va a remontar su decepcionante situación actual. No se puede vivir solo de calidad ofensiva.