Boston Celtics tomó aire tras haber perdido inesperadamente y de forma consecutiva ante Pistons y Wizards, dos equipos del ala más baja de la Conferencia Este. El equipo de Brad Stevens aprovechó las numerosas bajas de Denver para salir del paso.
Triunfo por 112-99 pese a los 43 puntos de Nikola Jokic, que se marcó otro partidazo de impresión. Todo ello en un encuentro que siempre recordará el argentino Facundo Campazzo, ya que vivió su primera titularidad en la NBA, una titularidad que le sentó muy bien.
Los Celtics cambiaron el chip, sobre todo en defensa, faceta esta en la que mejoraron claramente las prestaciones de anteriores partidos.
Jaylen Brown fue el mejor local con 27 puntos, a pesar de perder 7 balones. Durante ciertas fases del partido fue un martillo pilón que socavó la defensa visitante. Jayson Tatum, en otra noche desafortunada en el tiro, se fue a 21 puntos y 8 asistencias y Kemba Walker hizo 17 puntos tras un notable arranque de partido que se fue desdibujando con el paso de los minutos.
Pero lo importante para Boston fue ver cómo el equipo puede contar con sus jóvenes jugadores, jugadores que han de ir progresando. Estuvo muy bien Robert Williams III (8 puntos, 8 rebotes y 5 recuperaciones), volvió a funcionar Payton Pritchard (8 puntos, incluido un fenomenal 2+1 en el último cuarto, y 7 asistencias) y se empezó a mostrar como es el novato Nesmith (9 puntos y 4 rebotes en 24 minutos, y un impresionante tapón a Hampton), tres jóvenes que fortalecieron de forma notable el juego de la segunda unidad del equipo.
Boston sobrevivió a un sinfín de pérdidas de balón, aunque Denver no le fue a la zaga en ese capítulo del juego. Casi 40 pérdidas entre los dos equipos, aunque hay que reconocer que en este partido se defendió, no como en muchos otros.
Bastante hizo Denver con aguantar el partido hasta casi el final. Se presentó Nuggets en el Garden con muchas bajas, bajas de calado. No jugaron Paul Millsap, Will Barton, Gary Harris, Monte Morris y P.J. Dozier. Por eso el silencio ofensivo de Michael Porter Jr. se hizo más doloroso. Todo un ejército de bajas que permitió a Campazzo ser titular y jugar nada menos que 40 minutos, siendo el jugador que más minutos estuvo en la pista de todos los que saltaron a ella.
Otra vez inconmensurable Nikola Jokic, que firmó su tercer partido en la temporada de más de 40 puntos. El serbio hizo 43 puntos con 16 de 23 en el tiro de campo. Una pasada verle jugar.
Ni esos 43 puntos ni los 25 de Jamal Murray ni los excelentes números de Campazzo salvaron a los de Malone. El argentino hizo 15 puntos y 8 asistencias, encadenando dos partidos de 15 puntos ante Lakers y Celtics en 48 horas, todo un lujo.
En el lado negativo, muy negativo, de Denver, el partido de Porter Jr. Una noche para olvidar: ¡0 puntos con 0 de 8 en el tiro! Desastroso rendimiento.
El primer cuarto acabó 30-26 con Jokic y Murray anotando 24 de los 26 puntos de su equipo.
Llegado el segundo período, Celtics alcanzó su máxima ventaja del partido, un +15 (48-33) tras una canasta del novato Pritchard, que sigue tirando de desparpajo en la pista.
Denver no era más que Jokic, Jokic y más Jokic. Un maravilloso monólogo de baloncesto muy mal respaldado por sus compañeros. Campazzo anotó sus primeros puntos, 5 seguidos, y Jamal Murray un triple para completar un parcial de 6-19 que puso el marcador en un apretado 54-52, llegándose al descanso con un 59-54 en el que Jokic había metido ya 29 puntos con 10 de 12 en el tiro por los 25 del resto de sus compañeros con 10 de 28.
En el tercer cuarto, Nuggets se llegó a poner a un punto (74-73), pero nunca pudo voltear el marcador porque Jaylen Brown respondió con dos triples que pusieron el 80-73 y desarmaron el crecimiento del rival.
Marcador de 86-75 al final del cuarto aprovechando Boston que Jokic tuvo que sentarse a descansar en la parte final, un Jokic que ya estaba por entonces en los 39 puntos.
El último cuarto sirvió para ver al mejor Campazzo (8 puntos en el cuarto final) y para asistir a un gran ejercicio de Celtics a la hora de mantener la ventaja sin apuros.
Se entró en los dos minutos finales con 106-96 en el luminoso, y entonces Tatum entró hasta la cocina con la mayor de las facilidades, por el centro de la pintura, sin oposición, como Pedro por su casa, para poner el 108-96 y dejar al descubierto que Denver ya no tenía a tiro el partido, un partido que definitivamente se quedaba en casa.