Boston Celtics sigue acordándose a buen seguro del triple de Anunoby en el tercer partido. Esa jugada milagrosa concebida por Kyle Lowry y rematada por Anunoby puede ser un punto de inflexión ciertamente peligroso para Boston viendo la reacción de Toronto Raptors.
Los Raptors dominaron el cuarto partido de la serie. Boston anduvo prácticamente todo el encuentro a remolque y con pocas soluciones para recuperar el dominio en la cancha. Toronto tiró de sus mejores condiciones defensivas y Boston ofreció una de sus más discretas versiones ofensivas.
Kyle Lowry fue el catalizador del juego de Raptors. Intenso, agresivo, omnipresente, hiperactivo... un jugador orquesta al servicio del colectivo, un tipo capaz de contagiar el más positivo espíritu competitivo y de servir de argamasa de todo un conjunto. Todo ello con un físico envidiable.
Pero fue también muy importante el paso adelante dado por Pascal Siakam, que sigue bastante negado desde el triple. El camerunés se mostró por fin activo en ataque, no rehuyó la pelea y percutió de forma más habitual desde el poste.
Lowry y Siakam lideraron a Raptors. El primero con 22 puntos, 11 rebotes y 7 asistencias (hasta puso 2 tapones); el segundo con 23 puntos y 11 rebotes, a pesar de su 2 de 13 desde el triple.
Además, notable partido de un Serge Ibaka infalible desde el triple (18 puntos y 7 rebotes en 22 minutos con 4 de 4 desde la línea de 3) y contribución de la mano de Fred VanVleet con 17 puntos, 6 asistencias y 5 triples, aunque 6 de 19 en el tiro.
Nick Nurse volvió a exprimir en la cancha al trío Lowry-VanVleet-Siakam, algo que puede pasarle factura al equipo en una serie que se presume larga. Lo hizo en un partido en el que Marc Gasol estuvo gris: 4 puntos y 5 asistencias en 26 minutos, con eliminación por faltas.
A Boston le mataron varias cosas. Las pérdidas de balón en el cuarto final frente a la agresividad defensiva de Toronto, la deficiente defensa sobre el perímetro, que llevó a Raptors a meter 17 triples (ningún equipo del Este le había metido tantos triples a Boston desde noviembre), la mala jornada en ataque de Jaylen Brown, que terminó con una serie de 4 de 18 en campo (2 de 11 en triples) y que estuvo con problemas de faltas a lo largo del encuentro y el regreso a la naturaleza más mundana en la ofensiva de Marcus Smart, que esta vez no fue un arma crucial desde el triple.
A pesar de ello, Boston estuvo en el partido hasta casi el final. Con 93-98 en el marcador, atacaron los Celtics para meterse de verdad en el final del encuentro, pero la clara falta personal en ataque de Jayson Tatum, el mejor Celtic de nuevo, sobre Kyle Lowry, cometida a 32,6 segundos del final, finiquitó las opciones célticas, toda vez que Anunoby, acto seguido, puso desde los libres el 93-100 definitivo.
Toronto empezó ya dominando en el inicio del partido con una salida de 4-11, y se mantuvo prácticamente siempre por delante en el marcador. De hecho, Boston tomó su primera iniciativa en el luminoso a 2:11 del descanso (46-44) y resultó efímera.
Al descanso, 49-49 con Toronto estando en la pomada a pesar de meter solo el 31,8% de sus tiros de campo y tras haber cometido ya 9 pérdidas de balón. Los Celtics solo llevaban por entonces 4 triples por los 9 que sumaba ya Raptors, que en los partidos anteriores había sufrido un auténtico calvario desde el perímetro.
Lo mejor para Boston era que su ofensiva era tremendamente coral, con 6 jugadores anotando entre 6 y 10 puntos, ¡incluyendo los 7 puntos metidos por Ojeleye! En Toronto ya lideraban Lowry, con un gran primer cuarto, Ibaka -excelente su primera parte- y Siakam, que mejoraría sus prestaciones en el tercer cuarto.
El tercer cuarto marcó un antes y un después en el partido. Hasta ese momento, Toronto había guiado el marcador, había obtenido ventajas de hasta 8 puntos, pero siempre había sido reconducido de una u otra manera por Boston. No ocurrió lo mismo en el tercer acto.
La ubicuidad intensa de Lowry y el acierto ofensivo del mejor Siakam y de VanVleet elevaron a los canadienses hasta los 11 de ventaja (68-79) tras un triple de VanVleet. Restaba 1:15 para acabar el cuarto.
A ritmo de triples y defensa, Raptors empezaba a tomar la medida a los Celtics, con Siakam insistiendo desde el poste. El resultado fue que los de Ontario se fueron del cuarto ganando 73-81, un resultado que era un buen punto de apoyo para afrontar la recta final.
Mientras, Jaylen Brown terminaba el tercer cuarto con 4 puntos, 1 de 9 en el tiro y 4 faltas, una deficiente jornada para un jugador que es casi siempre un seguro de vida.
En esa recta final no hubo reacción de Boston. El equipo de Stevens estuvo más plano que en ocasiones anteriores. No hubo una buena distribución del balón, Jaylen Brown se empeñó en el tiro hasta que metió un triple, prueba de su confianza pero nada más, y Toronto controló el marcador a pesar de que su rival llegó a ponerse un par de veces a 5 puntos (86-91 y 93-98), pero esta vez las sensaciones se habían invertido: Raptors daba sensación de seguridad y Celtics no contagiaba la confianza de los dos primeros partidos.
Al final, Boston sucumbió pese a los 24 puntos y 10 rebotes de Jayson Tatum, otra vez su mejor hombre. Kemba Walker sumó 15 tantos y 8 asistencias. Y poco más en ataque, lo que hace muy difícil pensar en una victoria ante un equipo como Toronto.
Ahora, la serie está 2-2. La emoción ha regresado a ella. El triple de Anunoby sigue cruzándose en el pensamiento de los Celtics. Veremos hasta cuándo.