Los Bucks andan ya un paso más allá de estar contra las cuerdas. Ahora mismo, Milwaukee está en el fondo de un pozo muy negro que no parece tener salida. Arriba, a pleno sol, Miami Heat disfruta de una luz como nunca había imaginado.
Otra exhibición de Miami Heat. Esta desarrollada más tardíamente, pero más a lo grande. Brutal. Con un cuarto final deslumbrante. Miami remontó 14 puntos de desventaja para terminar ganando 115-100 tras endosar a Milwaukee un humillante 40-13 en el último cuarto. Sí, ¡40-13!
La situación no puede ser más extrema. Heat domina ahora 3-0, una ventaja que jamás ha sido remontada en la historia de la NBA, y en este caso poco importa que no haya factor cancha, ¡porque no hay forma de imaginar ni remotamente que estos Bucks le puedan ganar cuatro veces seguidas a estos Heat! Miami toca con los dedos las Finales del Este.
La escuadra de Florida es el único equipo invicto en los playoffs de esta burbuja, con marca de 7-0, y es el conjunto que está desarrollando el mejor baloncesto. Milwaukee, por el contrario, es una sombra del equipo que dominaba la temporada antes de que la pandemia lo trastocara todo.
El apagón de Milwaukee en el último cuarto fue de los que no se olvidan, y la desesperación de sus estrellas, con Giannis Antetokounmpo a la cabeza, y de su entrenador, Mike Budenholzer, se hizo patente en la cancha y en la banda.
La otra cara de la moneda estaba en Miami y en la figura inconmensurable de Jimmy Butler. Muy grande la segunda parte del alero.
Butler anotó 5 puntos en la primera parte tras lanzar solo 3 veces a canasta. Pero su segunda mitad fue inmensa: ¡25 puntos para totalizar 30! Acabó Butler con 30 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias tras ir nada menos que 19 veces a la línea de castigo. Mostró lo que ya se sabe, que está hecho con el material de los grandes líderes. Espectacular su desempeño en los dos lados de la cancha y su capacidad rectora en los momentos importantes.
Nada hacía presagiar una debacle así de Milwaukee cuando transitaba el partido de forma avanzada por el tercer cuarto.
En aquellos momentos, todo marchaba viento en popa para los de Wisconsin. Por fin, Antetokounmpo estaba en una versión más dañina para el rival. Había abandonado por unos momentos su empeño por fallar triples para percutir una y otra vez sobre la pintura rival, el griego se había multiplicado en defensa y en ataque, y el trío formado por él, Brook Lopez y Khris Middleton acumulaba por fin un cierto crédito como 'big three' de un equipo que estaba en su mejor momento defensivo.
El resultado de todas esas circunstancias fue un marcador máximo de 73-87 para los Bucks tras una penetración de Donte DiVincenzo. Un +14 que parecía vaticinar la primera victoria de Milwaukee ante Miami. Y se llegó al final del tercer cuarto con ventaja de los de Budenholzer por 75-87.
Pero fue empezar el último cuarto y todo cambió. Miami sacó a relucir otra vez su versión refinada de baloncesto, capaz de atacar con fluidez y de bajar el culo para defender a tope, y Milwaukee se fue arrugando según su ventaja se diluía y según el tiempo empezaba a aumentar la presión sobre un equipo cargado de urgencias.
Empezó el último cuarto con los novatos Kendrick Nunn y Tyler Herro sin cortarse un pelo, lo que ya era un aviso para navegantes, un toque de atención para lo que se le avecinaba a los Bucks. Un triple de Goran Dragic puso el 87-91. Y Butler siguió echándose el equipo a la espalda, como ya había hecho en el tercer cuarto.
El resultado fue un mate de Butler, tiros libres del propio Butler y un alley-oop Iguodala-Butler para poner el 96-93 en el marcador. Miami ya había volcado el partido, pero estaba aún lejos de rematarlo. En ese 96-93, el parcial para Miami ya era de 16-2. La cosa pintaba mal para el mejor equipo de la NBA en temporada regular y para el jugador que tiene todos los visos de repetir como MVP, un Antetokounmpo que se desinfló en el cuarto final tras no anotar prácticamente en todo el partido un tiro de media o larga distancia.
La defensa de Miami en el cuarto decisivo fue espectacular, aprovechándose, claro está, de las urgencias de los Bucks, equipo que demostró tener muy poco aplomo a la hora de masticar y digerir la situación.
De nada le sirvió a Milwaukee tener jugadores de experiencia en su plantilla (Eric Bledsoe, George Hill, un infrautilizado esta vez Kyle Korver, Brook Lopez...). Valía más el desparpajo de muchos jóvenes Heat, y sobre todo la capacidad de los hombres importantes de Miami: Butler, Bam Adebayo, Goran Dragic, Jae Crowder.
En los banquillos, según se empequeñecía la figura de Mike Budenholzer -su rostro en la recta final era un poema-, se iba agrandando la figura de Erik Spoelstra, un técnico maravilloso al que muchos no le han dado todo el crédito que merece pese a sus triunfos.
Fue horrible ver el desempeño de Milwaukee en los minutos finales, tiempo en el que Miami se convirtió en un martillo percutor sin piedad alguna hasta acabar el partido con la máxima ventaja, ese +15 del definitivo 115-100.
Baste decir que Milwaukee se puso con ventaja de 98-99 a 4:37 del final con un mate de Antetokounmpo. Pues bien, en esos 4 minutos y medio finales, ¡parcial de 17-1 con los Bucks incapaces de hacer una sola canasta en juego!
Además de Butler, enorme Adebayo con 20 puntos y 16 rebotes tras mostrarse casi infalible en el tiro y muy bien Crowder, con 17 puntos, 5 triples y otro trabajo defensivo de primer nivel ante Antetokounmpo. Dragic no tuvo su mejor día, pero ayudó con sus 15 puntos.
Miami contó con el tocado Andre Iguodala, pero no pudo tener en juego a Kelly Olynyk.
En los perdedores, 22 puntos de Brook Lopez, su máximo anotador. Anteto firmó 21 puntos, 16 rebotes y 9 asistencias, pero con 7 de 21 en el tiro tras hacer un innecesario 0 de 7 desde el triple. Y Middleton sumó 18 puntos y 7 asistencias. Eso sí, todos desaparecieron en el momento de la verdad. Especialmente grave la incapacidad para definir del griego.
Desde la segunda unidad aportaron George Hill y Donte DiVincenzo, pero ya poco importa.
Ahora mismo, Miami tiene los dos pies en las Finales del Este. Lo contrario sería un milagro de los de verdad. Y Milwaukee se halla en pleno vía crucis, con un mar de dudas, con una losa de esas que nadie ha podido cargar jamás en la NBA.