Una histórica remontada doblemente histórica. Histórica porque solo 12 equipos han ganado una serie en playoffs tras ir perdiendo 3-1. Y doblemente histórica por el marco en el que se ha logrado. Un marco sin público, sin factor cancha. Lo que también la convierte en menos milagrosa.
Lo cierto es que Denver venía de ir 3-1 con Utah. Y ha terminado ganando 4-3. Tras un partido en el que ha primado el lado emocional. Un séptimo encuentro dominado por las defensas. Duro de ver para quien disfruta con la ofensiva. Taquicárdico hasta el final.
Con 17,9 segundos por jugar ganaba Denver 80-78. El balón era de Utah. Y en esos 17,9 segundos ha pasado de todo. Un par de tiempo muertos. Un ataque sin éxito de Jazz para empatar. Porque Gary Harris ha metido una mano divina al avance de Donovan Mitchell. Un contraataque de Nuggets para decidir que no decidió. Porque Torrey Craig falló de forma impensable una bandeja. Y un tiro triple final de Mike Conley sobre la bocina para ganar. Complicado. Desesperado. Aunque estuvo a punto de entrar.
Ganaron los Nuggets. Mitchell quedó tumbado en el suelo aplastado por la frustración. Jamal Murray fue a consolarle. Se levantó Mitchell. Y se fundieron los dos en un abrazo para la historia. Porque estos dos jugadores han hecho historia en esta serie. Pero al final el que solucionó la ecuación en este séptimo juego fue Nikola Jokic.
La solucionó con una maravillosa canasta a 27,8 segundos del final. Juego de pies. Baile perfecto. En la zona. Ante la poderosa sombra de Rudy Gobert. Para poner el que sería definitivo 80-78.
Antes, Jokic ya había sentado cátedra. En un partido a la baja estuvo en lo más alto. En un juego con solo 158 puntos, el serbio anotó 30. Terminó Jokic con esos 30 puntos, 14 rebotes y 4 asistencias. Fue el rey del juego cuando a todo el mundo le pesa la responsabilidad.
Le pesó a su compañero Jamal Murray. Terminó con 17 puntos. Y 7 de 21 en el tiro de campo. Le pesó a Donovan Mitchell. Aunque fuera a más tras un inicio horrible. Sumó 22 puntos y 9 rebotes. Pero con una estruendosa relación de 1 asistencia y 9 balones perdidos. Y le pesó en general a casi todos, salvo al serbio y al francés Gobert. El pívot de Jazz logró 19 tantos y 18 rebotes.
A Denver le ha beneficiado recuperar a Gary Harris. Aporta mucho atrás Harris. Y hoy se notó. Su defensa sobre Mitchell, muy buena. Como fue excelente el tiempo que Mitchell se puso en la marca de Murray. Un crack el escolta de Utah Jazz asumiendo un rol extra.
Denver estuvo prácticamente muerto en esta serie. Pero también Utah estuvo prácticamente muerto en este séptimo partido. Porque Denver llegó a ir ganando por 19 puntos. Y en pleno desastre Gobert y Mitchell estaban cargados con faltas. Con todas las alarmas encencidas Utah sobrevivió.
Lo hizo a partir del crecimiento de Mitchell y Gobert. Y a través de la defensa. De dejar a Jokic como único elemento evaluable en la ofensiva rival.
Brillaron en la primera parte Michael Porter Jr. y Jordan Clarkson. Pero ni el joven de Nuggets ni el ya experimentado de Jazz reverdecieron laureles tras el descanso.
Más allá de todo eso, nadie lució en la ofensiva. Fue un partido de muchos nervios. Cargado de urgencias. Con bajos porcentajes de tiro. Con dos equipos al borde del ataque de nervios. Atropellado. Con mensajes que apelaban directamente a las emociones.
Utah solo anotó 36 puntos en la primera mitad. La más baja cifra anotadora de la temporada para los Jazz. Tanto en temporada regular como en playoffs. Y sin embargo sobrevivió a ese lastre. Porque Denver nos supo rematar la jugada en el tercer cuarto. Por eso, el partido llegó a su final al compás del delirio. Y en el delirio murió. Con esos 17,4 segundos en los que hubo tres ataques. Un final increíble para una serie increíble.