El estado de ánimo es una clave esencial en cualquier situación vital, también en un partido de baloncesto. Ese diferencial anímico sirvió a los Spurs para ganar a partir de la intensidad a unos Rockets relajados. Normal, San Antonio se lo está jugando todo y Houston no tiene nada por lo que luchar.
Victoria por 100-83 a base de físico, intensidad, defensa, ambición. Spurs rompe así la racha de 11 triunfos consecutivos de Houston y sigue 4º en el Oeste con marca de 45-32 por el 62-15 de unos Rockets que se hallan en una inalcanzable 1ª plaza.
Los números cantan. ¡Houston solo sumó 12 asistencias y solo metió 7 triples! Sus porcentajes de tiro, desconocidos: 34% de campo y 23% desde más allá del arco. Y la gran ofensiva de Mike D'Antoni se quedó esta vez en unos pobres 83 puntos.
Gregg Popovich apostó por jugar a los Rockets con sus cartas, con un equipo bajo, lo que desterró a Pau Gasol de la pista convirtiéndole en un mero hombre de refresco para LaMarcus Aldridge. En realidad, Popovich ha cimentado la remontada de su equipo jugando con un quinteto bajo.
Aldridge (23 puntos, 14 rebotes y 3 tapones) y Rudy Gay (21 tantos en 24 minutos con 9 de 13 en el tiro) fueron los mejores valedores de Spurs, equipo que contó también con las labores notables de Dejounte Murray, Patty Mills y Danny Green.
Manu Ginóbili hizo 6 puntos y 4 asistencias en 20 minutos y Pau Gasol quedó reducido a 11 minutos en los que sumó 2 puntos y 8 rebotes.
En Houston, otra vez sin Chris Paul, 25 puntos y 8 asistencias para James Harden y 18 tantos de Eric Gordon. El hispano Trevor Ariza totalizó 7 puntos y 3 rebotes en 27 minutos y Clint Capela logró un doble-doble sin gracia.