Todo estaba dispuesto para el regreso. El pabellón de Miami Heat hervía como en la grandes noches de playoff. Se respiraba una atmósfera más que especial en la grada y en la cancha, la afición local estaba entregada a su ídolo, y cuando Dwyane Wade saltó a la pista todo bulló.
Ovación atronadora para el hijo pródigo y cánticos de "Queremos a Wade".
D-Wade inició el partido sentado en el banquillo, con rol de suplente, pero aún jugó bastantes minutos si tenemos en cuenta que estaba recién aterrizado en su amada ciudad.
Estuvo 22 minutos en cancha. Más bien discreta su actuación, aunque hizo de todo: 3 puntos, 2 rebotes, 2 asistencias, 2 tapones y 2 robos. Eso sí, ejerció de catalizador del equipo, porque Miami venció 91-85 a Milwaukee Bucks, cortando así una racha negativa que se extendía ya a 5 derrotas consecutivas.
Wade estaba emocionado. Como reconoció en las redes sociales y a todo el mundo que le preguntó, había sido una noche asombrosa. De esas que quedan en el memoria y en el corazón.