Partido de discurrir extraño en Filadelfia, un encuentro con trazos espectaculares que se resolvió con una gran remontada de los Warriors, que perdían por 22 puntos al descanso ante una maravillosa versión de los Sixers.
¡Los Sixers anotaron 47 puntos en un primer cuarto de ensueño (47-28) y los Warriors remontaron en el tercero metiendo otros 47 (con parcial de 15-47)! Así se escribe la historia.
Los de Brett Brown se fueron al descanso ganando por 22 de diferencia, 74-52, destrozando a Golden State con las propias reglas del equipo californiano, pero los de Steve Kerr remontaron de un plumazo en un solo cuarto con ese marcador galáctico: 15-47.
Warriors anotó el 54% de sus tiros y tuvo a dos hombres por encima de todos. En primer lugar, Stephen Curry, que acabó con 35 puntos, y en segundo, Kevin Durant, autor de 27. Ambos tiraron bien.
Klay Thompson enchufó 17 puntos, Draymond Green jugó a su modo, siempre competitivo, y el veterano David West logró 14 puntos y 7 rebotes en solo 13 minutos de juego siendo importante su participación en la definición del choque.
Un cuarteto en la veintena
Sixers jugó con rotación de 8 y tuvo a un quinteto titular enorme. Nadie de los 5 de apertura bajó de 13 puntos y 4 lograron 20 o más.
Ben Simmons acabó con 23 puntos, 12 asistencias y 8 rebotes, Joel Embiid hizo 21 con 8 rebotes, Robert Covington añadió 20 tantos con 5 triples y J.J. Redick se fue también hasta los 20. Además, doble-doble de Dario Saric.
Philadelphia lo intentó. Fue una máquina de baloncesto que sorprendió a los campeones en el arranque de partido, pero la reacción de Warriors evidencia su tremendo poderío, un poderío de otro mundo.