Ganaron los Timberwolves. Y hay que destacarlo porque es la primera victoria del equipo en lo que va de año. Hasta ayer, Minnesota había perdido los 8 partidos que había jugado en 2016 y su desastrosa racha negativa se extendía a 9 encuentros perdidos de forma consecutiva.
No ganaba Minnesota desde el 30 de diciembre, cuando se impuso a Utah. Para romper la racha, el equipo tuvo que enfrentarse a otra escuadra en vías de desintegración, Phoenix Suns. Victoria local contundente por 117-87 con Ricky Rubio y Andrew Wiggins al frente.
Ni Rubio ni Wiggins ni Karl-Anthony Towns jugaron un solo segundo del último cuarto. No fue necesario. Eso sí, antes habían rendido. El base español había logrado 18 puntos en 24 minutos de juego con buenos porcentajes, que incluyeron 2 triples. Y el alero canadiense también había encestado 18 tantos.
Hasta 4 suplentes locales hicieron dobles dígitos anotadores. Los Wolves acabaron con un 56,5% en el tiro de campo, olvidaron su eterno atasco ofensivo de 2016 y dominaron a placer para empatar en la penúltima posición del Oeste a los Suns, ambos con 13-29.
Phoenix, un desastre. El equipo estuvo horrible en defensa, desastroso desde el triple y sin capacidad de reacción. Su máximo anotador fue Brandon Knight con 20 puntos.