Entrega total de la grada del Target Center a su viejo y ya nuevo ídolo, Kevin Garnett. Atmósfera especial en un más que lleno Target Center para recibir con los brazos abiertos al hijo pródigo, recibido como un mesías 8 años después de su último partido con un equipo en el que jugó 12 temporadas, las mejores de la historia de la franquicia.
Los prolegómenos del partido Minnesota-Washington ya estuvieron preñados de carga emocional. Presentación del quinteto inicial de Timberwolves: Ricky Rubio, Kevin Martin, Nikola Pekovic, Andrew Wiggins y... pausa con el pabellón a oscuras, vídeo homenaje al pasado de Kevin Garnett en el equipo y estruendosa y volcánica ovación cuando sonó su nombre como quinto elemento de ese cinco inicial.
Entre todos los que le rodeaban en la banda, un rostro común a su pasado con la escuadra de Mineápolis, Flip Sauders, el que fue su entrenador entonces y ahora.
Duro inicio de partido
El inicio del partido pareció enfriar todos esos ánimos positivos: 3-18 para Wizards. Minnesota falló sus primeros 11 tiros a canasta, perdió 5 balones en los primeros 6 minutos de juego y tardó casi 7 en anotar su primera canasta en juego. La debacle.
Pero todo fue cambiando con el tiempo. Los locales se metieron en harina y a partir de su desastroso inicio ofrecieron un rendimiento defensivo tremendo en el que tuvo su importancia la motivación e intensidad de Garnett, que se volcó en la pista y en la banda, que habló y animó a todos, que conversó sin pausa con los más jóvenes, que puso al público en situación de plena confianza en la victoria.
Éxito final
Al final, 97-77 ante Wizard y Garnett titular con 19 minutos en pista en los que logró 5 puntos, 8 rebotes, 2 tapones, 2 asistencias y 1 robo con 2 de 7 en el tiro. Pero más allá de los números, estuvo su presencia.
"Esta es tu noche", le había dicho a Garnett el propietario de los Timberwolves, Glen Taylor. Y lo fue. Porque Garnett se fue del pabellón con la victoria y entre gritos masivos de "¡KG, KG...!".