Cuando más se requería su presencia... Cuando se imploraba su regreso al mejor yo... Manu Ginóbili respondió como si un espíritu juvenil se hubiera apoderado de él. Vimos al mejor Manu de los últimos tiempos. Ginóbili ha aterrizado en las Finales.
¡Y de qué manera!. El mismo día que aparecían informaciones sobre su posible retirada retiró cualquier duda sobre su juego. A Manu le faltaba una brizna mental para ser Manu, porque el físico estaba a pesar de sus 35 años. Y esa brizna llegó anoche con su titularidad, su primer tiro del partido anotado, su enorme final de tercer cuarto y los gritos desde la grada coreando su nombre.
San Antonio 114 Miami 104 (3-2)
Victoria de San Antonio 114-104 ante Miami para ponerse 3-2 en las Finales antes de viajar a Florida, porque la serie ya no volverá al AT&T Center. Victoria de Spurs con 3 puntales esenciales: Ginóbili (24 puntos y 10 asistencias), Tony Parker (26 puntos) y Danny Green (24 tantos y 6 triples). Un Danny Green que se ha convertido en el jugador que más triples ha metido en unas Finales de la NBA superando el récord que poseía Ray Allen.
Junto a ellos, Tim Duncan (17 tantos, 13 rebotes y 3 tapones) y Kawhi Leonard (16 puntos, 8 rebotes y 3 robos). Porque el 5 titular diseñado por Gregg Popovich arrasó al meter 107 puntos por sólo 7 los suplentes. Fue un quinteto distinto, ya que Pop sacó a Manu de inicio, formando con 4 bajos y Duncan. Tiago Splitter fue el sacrificado.
Esa variación le dio la vida a Ginóbili, que fue otro. Se cargó el argentino de la confianza que no tuvo en los anteriores partidos y se convirtió en un huracán en el decisivo final del tercer cuarto. Miami se había puesto a 1 punto (75-74) tras dominar San Antonio todo el encuentro. Pero en los 3 últimos minutos del cuarto llegó un parcial de 12-1 con Manu desatado y la grada siguiéndole de forma casi religiosa, gritando en algunos momentos "Manu, Manu".
Porque en ese parcial de 12-1, hasta 7 puntos llevaron la firma del argentino y otros 2 anotados por Splitter estuvieron precedidos de un enorme pase del de Bahía Blanca.
Ese final de Manu puso el 87-75 con el que acabó el tercer cuarto. El propio Ginóbili abrió el cuarto período con una cesta de 2 y el prodigioso Danny Green, ¡qué Finales las suyas!, le siguió con un triple, de modo que un poco después para cuando quiso darse cuenta Miami ya perdía por 20 tantos (96-76). Sin embargo, Heat no se rindió y llegó a remontar hasta 8 de diferencia (109-101). Fueron estos minutos finales terreno abonado para la exhibición de Parker (a gritos de "MVP, MVP") y Allen.
Ray Allen fue de lo mejor de Miami con 21 puntos y 4 triples sin fallo. LeBron James hizo 25 puntos, 6 rebotes, 8 asistencias y 4 robos, Dwyane Wade se fue a 25 tantos con 10 asistencias y Chris Bosh a 16 más 6 rebotes. El 'big four' funcionó. Lo que no funcionó fue la defensa visitante. Y es que San Antonio fue capaz de ganar perdiendo 19 balones porque anotó el 60% de sus tiros. Una efectividad alucinante para unas Finales. Una efectividad que pone a los texanos con 3-2 en el marcador para agrandar su leyenda: ¡nunca ha estado San Antonio por detrás en una serie final de la NBA, nunca!. Para que se rompa esa estadística invariable, Miami tendría que vencer en los 2 próximos partidos para llevarse el anillo.
El partido siempre fue de San Antonio, aunque Miami aguantara el marcador a duras penas. Lo fue desde el principio, desde la inclusión de Ginóbili en el cinco titular, un Manu que para arrebatar los malos espíritus de su cuerpo anotó la primera bola que tuvo, un triple que luego se convirtió en doble porque estaba pisando.
Esa primera cesta le dio al de Bahía Blanca toda la confianza que le había faltado en estas Finales y le catapultó para luego hacer lo que hizo, que no fue otra cosa que deshacer al rival.
Aun así, el primer cuarto discurrió con igualdad porque al acierto ofensivo de Ginóbili y Duncan respondía el big three visitante, fuera del cual nadie anotaba en Miami.
Hasta que llegó Tony Parker y empezó a abusar de un indefenso Norris Cole. Parcial de 12-0 para un 29-17 y triple de Parker para un 32-19. Así acababa el primer cuarto, contundente muestra de poderío de unos Spurs que se situaban en el 61,1% en el tiro de campo por el 27,8 de Miami. Pero lo peor para Heat fue que San Antonio nunca bajó ya de ese memorable 60% de efectividad, y así es casi imposible perder.
En el segundo cuarto, San Antonio empezó a gustarse haciendo disfrutar a la grada. Máxima ventaja de 17 puntos (47-30) con Miami dormido y Green anotando 2 triples consecutivos para desesperación de Erik Spoelstra. La barrida parecía un hecho, pero nadie puede fiarse de unos Heat heridos.
Fue entonces cuando Miami reaccionó y con un 0-12 redujo la desventaja de 17 a 5. Peligro a la vista. Sin embargo, en ese duro momento, surgió Manu para anotar 3 tiros libres y dar un respiro a los suyos. Shane Battier le respondió con otro para seguir azuzando y con 4 segundos para el descanso Pop pidió un tiempo muerto para que Tony Parker hiciera un eslalon a todo trapo, tipo Correcaminos, para anotar sobre el tiempo: 61-52 al descanso.
Los titulares de Spurs ya se salían por entonces: Duncan y Green 13 puntos, Ginóbili y Parker 11 y Kawhi Leonard 9 para un total de 57 de los 61 tantos anotados por los locales. Lo mejor de San Antonio, su prácticamente 62% de acierto en el tiro. Lo peor, sus 8 pérdidas de balón. La defensa de Miami era una pena y menos mal que el equipo de Florida estaba cerrando a cal y canto el rebote. Más allá de LeBron, Wade y Bosh no había nada en ataque.
El tercer acto comenzó de forma radicalmente distinta. Miami apretó enormemente en defensa provocando varias pérdidas locales y LeBron volvió al encuentro desde los vestuarios a todo trapo. En menos de 2 minutos, Miami se puso a 2 en plan amenazante (61-59). Pero ahí apareció otra vez la personalidad de los texanos y la mano desde el triple de Danny Green, al que Popovich le había dicho en el segundo cuarto que tirara y tirara, que no importaba que fallara. Un consejo que terminó con Green en plan apisonadora.
El partido se movía con diferencias exiguas en este tercer acto y Miami estuvo a punto de ponerse por delante (75-74) a algo más de 3 minutos del final del período.
Entonces llegó Manu Ginóbili para incendiar el partido, cobrar forma de héroe, matar al rival y provocar una locura colectiva en la grada. Fueron momentos de borrachera baloncestística por parte del argentino, que estuvo inmenso y resultó crucial. Ese tirón en esta parte final del tercer cuarto, que acabó 87-75, fue a la postre la clave de un partido en el que los titulares locales se salieron y entre los suplentes destacó la labor defensiva de Boris Diaw sobre LeBron James, un Diaw que volvió a mostrar, además, su ejemplar visión de juego en ataque.
Lo demás ya está contado. En los últimos minutos, Miami tiró de orgullo para intentar apurar al rival y evitar una paliza. Consiguió ambos objetivos, pero no el milagro de la remontada. A partir de ahora, remontada es la única palabra del diccionario Heat. Tiene que levantar en casa un 2-3. Hasta la fecha, sólo 3 equipo lograron remontar hasta el 4-3. El último, los Lakers en 2010.