Cambio de escenario radical en las Finales de la NBA. Si en el segundo partido Miami apabulló a San Antonio, en el tercero los Spurs destrozaron a Heat haciendo sangre, mucha sangre. Lo vivido esta noche en el AT&T Center ha sido una auténtica masacre.
Una masacre en toda regla: 103-77. El equipo local ha ganado por 36 puntos tras una exhibición colosal de Danny Green y Gary Neal. El primero ha acabado con 27 puntos y 7 triples de 9 intentos y el segundo con 24 tras acertar 6 de sus 10 triples. Es decir, ¡51 puntos entre ambos con 13 de 19 triples!. Impresionante.
A esa feliz actuación de los dos francotiradores locales, hay que sumar el partidazo de Kawhi Leonard, que ha anulando a LeBron James y aún ha tenido tiempo de hacer 14 puntos, 12 rebotes y 4 robos de balón. Bien Tim Duncan, sobre todo en el rebote. Manu Ginóbili fue de más a menos y la única preocupación de Spurs, los problemas musculares de un Tony Parker que solo anotó 6 puntos.
El equipo local defendió a lo grande, mostró una circulación de balón maravillosa, con ese pase extra que hace de los Spurs un equipo singular, logró 16 triples (récord histórico de las Finales) de 32 intentos y capturó 19 rebotes en la canasta del rival. Todo ello en la victoria 100 de Duncan, Parker y Ginóbili jugando juntos en playoffs.
San Antonio 113 Miami 77 (2-1)
¡Menuda exhibición de juego de San Antonio y menuda muestra de fortaleza mental tras haber sido arrasados en el partido anterior!. Los Spurs llegaron a perder en el segundo encuentro de las Finales por 27 puntos, pero esta noche se resarcieron con creces al llegar a adquirir una ventaja de 37 para terminar ganando por 36. Una auténtica paliza.
Para ello, el equipo de Gregg Popovich tuvo que defender mejor que nunca, anotar a partir de esa gran defensa más puntos al contraataque y bombardear al rival con 16 triples, el récord histórico de triples anotados en un partido de Finales.
La segunda parte se saldó con un resultado de 63-33 tras el apoteósico 35-14 del último cuarto, momento en el que Miami fue un muñeco de trapo en las fauces de un animal salvaje sin freno.
Si en el segundo partido Spurs había caído con estrépito con su big three anotando sólo 27 puntos, en este tercer el trío estelar de los texanos aún anotó menos, 25 puntos, sin que el equipo se resintiera de ello. A cambio de esa escasa aportación anotadora, los 3 ayudaron en facetas importantes. Tim Duncan defendió mucho y reboteó con voracidad y Tony Parker y Manu Ginóbili sumaron 14 asistencias llevando la manija, el orden y el músculo cerebral de una circulación de balón espléndida de los locales, que dejaron el rostro de Erik Spoelstra y los suyos por los suelos.
El partido se fracturó en el tercer cuarto y se hizo pedazos en el cuarto. Antes, el dominio había sido de los locales, pero sin rematar. Ya todo el primer cuarto estuvo bajo el influjo del juego local: 24-20 al final. Y los Spurs en un 61% de acierto en el tiro, aunque flaqueando en el cierre del rebote.
El segundo cuarto comenzó con un triple de Gary Neal, que terminaría erigiéndose en rey de la noche con Danny Green, y con Miami estando más de 3 minutos sin anotar y 4 sin meter una canasta en juego. Los de Popovich llegaron a ponerse 11 puntos arriba (43-32), pero ahí salió la vena perfecta desde el triple de Mike Miller para aplacar los ánimos de la grada. Parcial de 1-12 y empate a 44.
Llegados a ese empate a 44, vivimos unos últimos segundos de primera parte increíbles. Con triples de Parker y Neal, éste sobre la bocina, para irse el choque al descanso con 50-44 para Spurs, que ya sumaba 11 rebotes ofensivos, los mismos que Heat en defensa. Gary Neal, Tim Duncan y Kawhi Leonard estaban imponiendo su ley. Increíble la defensa de éste último sobre James.
El partido cambió de rumbo en el tercer cuarto. El inicio ya fue toda una declaración de intenciones de San Antonio. En la primera jugada, Leonard robó un balón. Luego vinieron 2 tiros libres de Tiago Splitter, un triple de Danny Green, que se salió en la segunda parte, y una jugada que levantó al público de sus asientos. La protagonizó el ‘viejo’ Duncan, que puso un tapón y recuperó el balón lanzándose sobre los espectadores que estaban sentados tras la línea de fondo. Como si estuviera en Wake Forest.
El cuarto fue una concatenación de acciones felices de San Antonio, incluido un mate de Ginóbili tras robo de Leonard y un susto grande en el momento más feliz, el de la escapada en el marcador. Porque Parker se fue un momento a vestuarios al sufrir dolores musculares. Ni ese percance, ni el esplendoroso acierto de Mike Miller (que en el tercer cuarto ya llevaba 15 puntos con 5 triples sin fallo) pudo impedir que el luminoso se quebrara.
San Antonio llegó a adquirir 21 puntos de ventaja (73-52), pero ese único momento brillante de LeBron en toda la noche, con 9 puntos consecutivos, llevó el encuentro al final del tercer acto con un marcador de 78-63.
Fue en el inicio del último cuarto cuando todo se hizo pedazos. Nada más empezar, 2 triples de Gary Neal y una cesta de Green sentenciaron el choque, en el que la parte final fue un auténtico akelarre. Con Gary Neal dando un pase por la espalda para la volcada de Kawhi Leonard, con Green y Neal en plena borrachera anotadora, con DeJuan Blair haciendo números en los minutos de la basura y con Tracy McGrady volviendo a jugar minutos sin anotar.
La ventaja fue creciendo más y más hasta hacerse escandalosa: +23, +29, +35… hasta un +37. El electrónico rozó los 40 puntos de ventaja. Miami Heat estaba tirado en la lona, desangrándose. Y San Antonio no le daba tregua alguna ante el fervor de la grada, que quería más y más, que deseaba que el partido nunca terminara.
Acabó el encuentro con victoria apabullante. Un tremendo 113-77, que habla bien a las claras de las defensas de unos y otros. Green acabó con 27 puntos y 7 de 9 triples y Neal con 24 y 6 de 10. Lo de Leonard fue sobrenatural. Secó a LeBron y tuvo tiempo para irse a muy buenos números personales. Él y Duncan dominaron el rebote. Manu Ginóbili acabó con 7 puntos y 6 asistencias en 23 minutos.
En Miami, Dwyane Wade y Chris Bosh hicieron buenas primeras partes, pero desaparecieron en la segunda, LeBron estuvo desconocido (15 puntos y 11 rebotes con 7 de 21 en el tiro), Mario Chalmers no anotó y Chris Andersen no interpretó su papel. Lo mejor del equipo, Mike Miller, que hizo 5 triples de 5 intentos, empatando el récord conseguido en estas Finales por Danny Green, el de triples sin fallo. Tampoco Ray Allen ayudó esta vez.
Noche para olvidar con Spoelstra hundido en el banquillo sin saber muy bien a qué ha jugado su equipo, que pierde 2-1 las Finales y empieza a ver las orejas al lobo.
Al final, el ex jugador de la Liga ACB española Gary Neal expresaba su estado. Andaba prendido en una nube: “Es un sueño hecho realidad”. No muy lejos de él, el gran LeBron James, desafortunado en el tiro toda la noche, aseguraba: “Honestamente, tengo que jugar mejor”. Su equipo le necesita. Porque sin él, no habrá nuevo anillo.