A los grandes equipos se les mide en las grandes ocasiones y la de esta noche lo era. Miami llegaba a Indianápolis tras perder en casa con los Pacers y tras sufrir en los 2 primeros partidos, pero cuando Indiana podía adelantarse en las Finales apareció lo mejor de Heat.
La primera parte de Miami resultó estruendosa, atípica e inesperada. El equipo de Erik Spoelstra anotó a una defensa de Pacers completamente desconocida nada menos que 70 puntos, el récord de la historia de la franquicia de Florida en playoffs. Con números estratosféricos que incluyeron un 62,8% en el tiro de campo y sólo 1 pérdida de balón. Con LeBron James haciendo 18 puntos tras destrozar a Paul George en el poste. Con el dúo Udonis Haslem-Chris Bosh haciendo mucho daño, Dwyane Wade recuperando su mejor imagen y Chris Andersen sin perder su espíritu de catalizador.
Pero Miami fue más que un ataque perfecto en la primera parte ante una defensa insolvente. Porque Heat sobrevivió perfectamente en el tercer cuarto sin que LeBron James anotara un solo punto. Y con James haciendo 4 tantos en toda la segunda parte ganó de calle, imponiéndose en los parciales de los 4 cuartos, infligiendo a Indiana su primera derrota en playoffs como local. Porque Pacers no había perdido un solo partido en casa en la postemporada... y esta noche cayó por 18 ante un equipo intratable.
Indiana 96 Miami 114 (1-2)
Meterle 114 puntos a Indiana Pacers en su pabellón no es tarea fácil, por mucho que los de Frank Vogel tuvieran una noche ciertamente infeliz en el trabajo defensivo que tan habitualmente desarrollan con eficacia.
No es sencillo ganar por 18 puntos en una cancha casi inexpugnable y hacerlo cuando el equipo se encuentra en un momento extremadamente delicado. Eso ha hecho esta noche Miami, un conjunto que ha tenido que ser apurado al máximo, exigido hasta el límite, para sacar sus garras de campeón y demostrar que siguen intactas. Porque el tercer partido de Heat fue un partido digno de un defensor de título, de un poseedor del anillo.
Se vio desde el salto inicial que el encuentro no iba a ir por canales rutinarios, por la vía diaria de la defensa, la intensidad colosal y el resultado apretado y más bien escaso. No, esta vez el partido salió ágil en el mejor y en el peor sentido. Bonito para el espectador porque había intercambio sin fin de canastas. Insuficiente para el aficionado exigente porque la intensidad defensiva brillaba por su ausencia.
En ese marco más laxo de lo habitual, Miami se movió como pez en el agua. El equipo de Spoelstra ya dio un aviso en los primeros minutos de que podía jugar a tanteo alto sin anotación de James. Lo que es una auténtica demostración de fuerza. De hecho, en los primeros 6 minutos de partido el marcador reflejaba un resultado burbuja de 19-20. Una salvajada. Pues bien, en esos 6 minutos LeBron ni siquiera tiró a canasta. Así se las gastan los campeones.
Fue el primer cuarto tiempo de Chris Bosh y Udonis Haslem, que hicieron mucho daño desde sus posiciones abiertas. Bosh llegó a meter 2 triples y Haslem anduvo todo el partido infalible desde su baldosa lateral situada junto a la línea de fondo, a 4 metros de cesta. A ello se unió un James que en la segunda parte del primer cuarto empezó a poner en serios aprietos a su par, Paul George, llevándolo al poste. Porque en Miami el único que posteó fue LeBron, dados sus hombres altos al bombardeo desde fuera esquivando la pintura.
En un primer cuarto ágil, rápido, sin tregua, de intercambio de golpes incesantes en modo de canastas y de grandes bondades defensivas, Miami se impuso 30-34 tras 2 pérdidas de balón finales del equipo local. El cuarto había finalizado con Indiana en un 55,6% en el tiro y con Miami en un 65%. Lo había hecho con la mayoría de los jugadores principales en estado durmiente. Un primer acto ciertamente atípico en el que hubo más asistencias -15- que rebotes -14-. Un dato para la reflexión.
Comenzó el segundo cuarto y fue ahí donde se empezó a fraguar el triunfo visitante armado desde una descomunal ofensiva. Un triple de Shane Battier hizo de espoleta inicial y los visitantes se colocaron 10 arriba con Roy Hibbert marchándose durante unos minutos a vestuarios por, aparentemente, necesidades fisiológicas. Algo poco común.
Este segundo cuarto nos dejó las indudables dotes de liderazgo de LeBron esparcidas por la pista a modo de máster acelerado de cómo jugar en el poste. James se unió a Bosh y Haslem en el ataque infinito de Heat y George empezó a no saber qué hacer para detener al corpachón de LeBron en el poste bajo. El efecto Roy Hibbert en defensa, ya de vuelta, era una fantasmagoría, y Pacers sobrevivían gracias a un gran David West, porque hasta George Hill, que había completado un gran primer cuarto, estaba languideciendo. Hibbert hacía daño en ataque. Pero con ello y con todo, Miami era una pieza inalcanzable, con James y Wade a pleno rendimiento y Chris Andersen mostrando otra vez su eficacia extrema en playoffs.
Un triple de Ray Allen, por fin aparecía Allen, a 13 segundos del descanso abrió la brecha a 14 puntos (54-68) y se llegó al descanso con un triturador 56-70. Jamás en la historia de los playoffs Miami había anotado tantos puntos en el intermedio. Indiana, mientras, desastrosa su defensa, no encajaba tal cantidad de puntos en postemporada desde 1992.
Los visitantes alcanzaban el descanso con 70 puntos anotados, porcentajes de lujo (62,8% de campo, 60% en triples y 92,9 en libres) y, lo más increíble, ¡1 sola pérdida de balón!, ¡1 pérdida en 24 minutos que constataba el agrio fracaso del equipo local en materia defensiva!. James sumaba 18 puntos, Haslem se iba ya a 13 con 5 rebotes, Bosh hacía 12 y Wade, 10 con 6 asistencias.
En Indiana, rostros muy serios, de extrema gravedad. David West, Roy Hibbert y George Hill habían funcionado al menos en ataque. Sin embargo, Paul George estaba siendo arrollado por esa mala bestia llamada James. Sólo fue capaz de tirar 3 veces en la primera parte a la par que en defensa veía cómo el poderoso cuerpo de LeBron percutía contra él en las cercanías del aro. Una auténtica pesadilla.
El tercer cuarto terminó por definir el encuentro. Es cierto que Indiana salió con otro temple defensivo. Nadie dudaba de que así sería. Pero fue insuficiente ante el poderío desplegado por Miami, que se puso de inmediato 16 arriba (56-72).
Los Pacers reaccionaron con triples de Hill y George y un 2+1 posterior del base titular local acercó aún más a Indiana, que con un libre de Lance Stephenson se colocó a 7 con casi 8 minutos de cuarto por jugar (67-74). Es lo más cerca que Miami permitió estar a Indiana.
Por esos momentos, Chris Bosh cometió su cuarta falta, a casi 8 minutos de finalizar el cuarto cuarto. Pero ni aun así. Porque ni los problemas de faltas de Bosh en este cuarto, ni la falta de anotación de James sembraron pánico alguno en los de Florida, que con LeBron haciendo 0 puntos en el cuarto terminaron 15 arriba (76-91) a lomos de un increíble Udonis Haslem, un hiperactivo, para bien y para mal, Mario Chalmers, un incontenible Andersen, lleno de entusiasmo y acierto, y un Wade convincente.
Un parcial de 2-11 puso en el marcador un clarificador 73-89. El partido estaba a punto de quebrarse para siempre, algo que sucedió en el inicio del último cuarto, cuando un triple inicial de Battier, una canasta de James tras larga sequía y un triple de Ray Allen encaminaron el encuentro de forma definitiva. Miami se puso con un 78-99 a 9:34 del final y ya no hubo más partido.
No es que Indiana se rindiera, pero es que no había forma de acometer a Miami con trazas de éxito. Los visitantes ejercieron un control perfecto en los minutos finales y a falta de 3:19, con 90-107 en el marcador, Vogel dio por finalizado el asedio sin éxito sobre el rival, retiró a sus titulares y rindió sus naves.
Miami ganaba a lo campeón, anotando 114 puntos, superando al rival por 18, ofreciendo una imagen de equipo favorito para repetir título. James acababa con 22 puntos y una notable defensa estuviera con quien estuviera emparejado. Cuando lo estuvo con Paul George, sólo le dejó tirar 4 veces para anotar 1 cesta. Es decir, no le permitió ni siquiera encarar el aro. A su lado, Wade con 18 puntos y 8 asistencias y Haslem en estado de gracia para acabar con 17 tantos, 7 rebotes y un 8 de 9 en el tiro. Bosh hizo 15 puntos en 24 minutos, porque en la segunda parte las faltas arruinaron su actuación, Chalmers metió 14 y Chris Andersen se fue a 9 puntos y 9 rebotes con un 4 de 4 en el tiro. ‘Birdman’ acumula 16 canastas consecutivas sin fallo y en las Finales con Indiana lleva un 100% en el tiro de campo. Brutal este animal volador.
El equipo ganador acabó con un 54,5% en el tiro, excelencia desde los libres y sólo 5 pérdidas de balón.
Indiana, mientras, tuvo sus puntos fuertes en el rebote ofensivo (18 capturas) y el triple, si bien no abusó de él (8 de 14), pero su precariedad defensiva hundió sus pretensiones.
David West acabó con 21 puntos y 10 rebotes y Roy Hibbert sumó 20 con 17 rebotes. Bien la pareja interior. Además, 19 tantos con 3 triples sin fallo de George Hill. Todo ello en una noche en la que los Pacers sintieron por primera vez sus limitaciones ante el ilimitado techo de los Heat.