Poco ha tardado en hacerse realidad el deseo de David Stern de que la familia Maloof llegara a un acuerdo de venta con el grupo de inversores de Sacramento encabezado por Vivek Ranadivé. Ese acuerdo se cerraba horas después de que la liga rechazara el traslado del equipo.
La decisión del Comité Ejecutivo de la NBA de rechazar por 22 votos contra 8 el traslado de la franquicia a Seattle dejaba sin contenido el acuerdo cerrado en enero con el grupo que encabezaban Chris Hansen y Steve Ballmer, cuya intención declarada era trasladar el equipo a la ciudad del ‘grunge’ para resucitar a los SuperSonics. Ni siquiera el notable aumento a última hora de la oferta económica inicial sirvió para convencer a la NBA.
A la vista de lo ocurrido, los Maloof, necesitados de liquidez ante la difícil situación de sus negocios principales, no han tardado en sellar un acuerdo con el grupo impulsado por el alcalde de Sacramento, Kevin Johnson.
El acuerdo valora finalmente a los Kings en 535 millones de dólares, 10 más que la oferta inicial del grupo de Seattle igualada en su día por el de Sacramento, lo que supone que los Maloof recibirán 347,75 millones de dólares por el 65% de las acciones de la franquicia que estaban en su poder desde que en 1999 se hicieran con la mayoría del accionariado. Un importe que se calcula quedará en unos 200 millones líquidos, una vez descontadas la deudas pendientes de los Maloof que asumirán los nuevos propietarios. Se trata en cualquier caso de la más alta valoración de venta de una franquicia de la NBA en la historia de la liga.
Fin a 2 años de incertidumbre
El acuerdo pone fin a 2 años de incertidumbre en los que el equipo estuvo cerca de marcharse a Anaheim (California) y se llegó a hablar incluso de destinos mucho más distantes, como Virginia Beach, en la costa este del país. También pone fin a la tortuosa relación de los Maloof con las autoridades de Sacramento a lo largo de los últimos años, incluido un fallido acuerdo para la construcción de un nuevo pabellón.
Al frente del nuevo grupo de propietarios, todos ellos asentados en California, estará Vivek Ranadivé, magnate del software de origen indio radicado en Silicon Valley y hasta ahora accionista minoritario de los Warriors, y junto a él, algunos de los socios más destacados serán la familia Jacobs, propietaria del gigante de las telecomunicaciones Qualcomm, el también indio Raj Bhathal, fabricante de algunas de las más conocidas marcas de ropa de baño de los Estados Unidos e incorporado al grupo a última hora, Mark Mastrov, propietario de una conocida cadena de gimnasios 24 horas y Chris Kelly, antiguo ejecutivo de Facebook, entre otros.
Ahora, el gran reto para los nuevos propietarios será el de impulsar, junto al alcalde de la ciudad, la construcción de un nuevo pabellón que habrá de ser la futura sede de los Kings. Un proyecto no exento de polémica a nivel local y valorado en 447 millones de dólares, 258 de los cuales serán fondos públicos respecto al uso de los cuales varios abogados locales han recurrido a los tribunales con el objeto de que se obligue a las autoridades a convocar un referéndum que lo apruebe, algo que podría retrasar notablemente el proyecto.