Miami Heat sigue defendiendo su título de la NBA sin pasar demasiados apuros. Si en la primera ronda le endosó un 4-0 a Milwaukee Bucks, en las semifinales de conferencia se ha quitado de encima a unos Bulls disminuidos por un también contundente 4-1.
Eso sí, el quinto partido de la serie, disputado esta noche en el American Airlines Arena, no ha resultado fácil para las huestes de Erik Spoelstra, que han visto cómo el choque ha podido irse a la prórroga en la última jugada.
LeBron James y Dwyane Wade han sido los mejores locales, mientras que Carlos Boozer, Nate Robinson y Jimmy Butler han puesto el contrapunto en Chicago.
Miami 94 Chicago 91 (4-1)
La Conferencia Este ya tiene un finalista y ese finalista no es otro que el vigente campeón: Miami Heat. El equipo de Florida ha ganado 94-91 a Chicago para cerrar su semifinal de conferencia con un rotundo 4-1 y seguir así protagonizando una postemporada ajena a cualquier desgaste serio.
No fue fácil, sin embargo, este final de fiesta por mucho que el inicio del encuentro hiciera presagiar un paseo militar de los locales, que se han movido alternativamente en esta serie entre el partido complicado y el partido de sencilla ejecución. Éste fue de los primeros.
Arrancó el choque con Miami en modo vendaval. Parcial de 22-4 en algo más de 6 minutos de juego. Tremendísimo. La defensa local a sus máximas revoluciones, el ataque visitante completamente colapsado y prácticamente todo el equipo titular de Heat disfrutando del inicio más feliz que se pueda imaginar. Jamás Miami volvió a alcanzar una ventaja semejante. Esos 18 puntos adquiridos en un abrir y cerrar de ojos fueron su máximo colchón en el encuentro.
Los Bulls maquillaron el resultado al final del primer cuarto para variar por completo su rumbo en el segundo. El equipo de Tom Thibodeau empezó a defender, Nate Robinson metió una acrobática canasta a media distancia y un triple de Jimmy Butler adelantó a los visitantes (36-38). Ver para creer. Los Bulls habían remontado en algo más de un cuarto 18 puntos de desventaja, amparados, eso sí, en una especie de relajación trascendental en la que cayó Miami al ver su superioridad de inicio con un 3-1 en la serie.
El segundo cuarto finalizó con un triplazo sobre la bocina de Nate Robinson, que se estaba resarciendo tras su espantada en el cuarto encuentro, en el que no anotó tras fallar sus 12 tiros. El triple final del pequeño Robinson llevó el luminoso al intermedio con un inesperado 47-53 para Chicago, que en el segundo cuarto hizo un parcial de 17-32 a Miami, sorprendiendo a propios y a extraños.
El tercer cuarto, sorprendentemente, no sirvió para que Miami reaccionara. El equipo local tenía problemas con el rebote, no defendía a su mejor nivel y, por si fuera poco, vio cómo Dwyane Wade se retiraba a vestuarios al sentir molestias en su tocada rodilla derecha. Y el tercer parcial finalizó con un resultado global de 69-77. Chicago estaba vendiendo cara su piel.
Es cierto que a pesar de ese -8 en el marcador, nadie pensaba que Miami Heat no pudiera remontar de la mano de LeBron James y de una mejor labor defensiva. Y fue así. LeBron no falló en el momento importante y la defensa local subió muchos enteros en el cuarto final. Pero el gran elemento diferenciador fue Wade.
Wade regresó a la cancha en el cuarto cuarto tras su rápido paso por vestuarios, que fue mano de santo. Porque el escolta titular de los Heat funcionó a gran nivel en la recta final y resultó crucial en el momento de la verdad. Volvió D-Wade de los vestuarios saltarín, atlético, transformado, una vez aliviado su dolor.
Miami se acercó pronto en el marcador, Norris Cole se marcó un matazo en una penetración fácil por el centro de la zona y, tras un toma y daca equilibrado, los Heat se colocaron 89-84 a partir de un parcial de 20-7. Remontada a partir del trabajo defensivo. Chicago había anotado 7 tantos en 7 minutos.
Sin embargo, los Bulls recobraron el color con un triple de Robinson a 1:43 del final. El resultado por entonces, 94-91. A partir de ahí no se movió: ¡0-0 en los últimos 103 segundos del encuentro!.
Pero Chicago tuvo la jugada final para empatar. Una jugada que en realidad fueron dos, porque Robinson erró el triple del empate, Carlos Boozer capturó el rebote ofensivo y, tras mover la bola, ésta quedó en manos de Jimmy Butler que con un pequeño amago consiguió una buena situación de tiro, pero su lanzamiento triple para empatar ni siquiera tocó aro.
En ese momento estalló la afición local para celebrar un pase más a las Finales del Este. LeBron James acababa con 23 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias y Wade con 18 tantos y 6 pases de canasta, mientras Chris Bosh y Udonis Haslem firmaban sendos dobles dobles.
Mientras, Chicago, cuya máxima ventaja en el partido fue de 11 puntos, finalizaba el cuarto final anotando 14 puntos con un 6 de 18 en el tiro. Su mejor hombre, Carlos Boozer con 26 puntos y 14 rebotes. Robinson hizo 21 con 4 triples y Butler sumó 19. Especial mención para el defenestrado Richard Hamilton que esta vez tuvo por fin minutos y los aprovechó muy bien. Un Expediente X su desaparición con esporádicas apariciones en estos playoffs. En el lado opuesto Joakim Noah que esta vez no aportó demasiado. Bastante ha hecho con estar presente en estas semifinales.
A pesar del 4-1, encomiable la labor de los Bulls, que lucharon contra el duro imponderable de las bajas. Grande su lucha, aunque a veces el equipo se transformara de Dr Jekyll en Mr Hyde. Unos Bulls que se quedan fuera una vez más tras toparse con LeBron James. Y es que en sus últimas 4 eliminaciones ha estado por medio LeBron 3 veces, 1 jugando con Cleveland y 2 con Miami. Se puede decir que LeBron es, hoy por hoy, la bestia negra de los Bulls.