Danny Granger ha tenido mucho tiempo para pensar y madurar. Ha estado 9 meses lesionado y eso da para mucho. Está cerca de cumplir los 30 y eso también es un grado. Por eso, no quiere que su regreso al juego represente conflicto alguno para Indiana Pacers.
Según recoge Fox Sports, el otrora jugador franquicia de Indiana considera que no es el momento de luchar por quién tiene que llevar el mando en el equipo. "Creo que el mayor problema es que se ha supuesto desde que volví que habría una lucha entre nosotros cuando es todo lo contrario", ha asegurado en alero de Nueva Orleans.
En ese sentido, Granger afirma que "no tengo ningún problema en pasarle el testigo (por George), en dejar el equipo a Roy (Hibbert) y George".
Sus palabras se centran más en Paul George, que a sus 22 años se ha ganado el puesto de jugador referencia de los Pacers. Pero Granger no entra al trapo. Dice que Indiana se ha construido a partir del draft en los últimos años y que ha visto crecer a sus jugadores. Por eso, cree que la clave del éxito es el trabajo colectivo, tal y como le gusta inculcar al técnico, Frank Vogel.
Está claro que en la decisión de Granger de tragarse su orgullo y apartar su ego pesan varias circunstancias. Una de ellas es la fantástica marcha del equipo, que es segundo en el Este. Otra, su propia fragilidad en estos momentos.
El alero regresó al juego el 23 de febrero tras 9 meses de baja y todavía anda a años-luz de su mejor estado. De hecho, en los 2 encuentros que ha disputado promedia 3,5 puntos en 18,5 minutos tras acumular un horrible 2 de 17 en el tiro de campo. Eso sí, el que habla así es un jugador que llegó a promediar más de 25 puntos en una campaña y que cobra como una estrella de segundo nivel (nada menos que 13 millones de dólares esta temporada).