Estados Unidos celebró el lunes el Día de Martin Luther King, un día especial para la NBA en el que se significan dos ciudades: Atlanta, ciudad natal de MLK, y Memphis, lugar en el que fue asesinado. Anoche, los equipos de esas dos ciudades corrieron muy distinta suerte.
Atlanta derrotó a Minnesota tras un fantástico último cuarto en el que fue protagonista Jannero Pargo, recién fichado con un contrato de 10 días. Entre la recta final de Pargo y el partidazo de Al Horford -28 puntos-, los Hawks lograron darle la vuelta a un partido que contó con 3 hispanos: el citado Horford, José Juan Barea, que estuvo bastante activo, y Ricky Rubio, que volvió a moverse en la mediocridad.
Memphis, por el contrario, vio cómo perdía su equipo en el último segundo merced a un tiro libre del visitante George Hill. Luego, Rudy Gay metió fuera de tiempo la canasta que podría haber sido de la victoria. Los Grizzlies rozaron el milagro gracias a dos fantásticas acciones en los últimos segundos de Tony Allen, pero terminaron perdiendo. Marc Gasol estuvo como su compatriota Rubio, gris.
Mejor le fue a Carlos Delfino en Charlotte. El argentino contribuyó de forma decisiva a la victoria de los Rockets en un encuentro en el que fueron a remolque durantes muchos minutos.
Atlanta 104 Minnesota 96
Al Horford y Jannero Pargo dieron con dos extraordinarias actuaciones la victoria a Atlanta Hawks en el Día de Martin Luther King, insigne personalidad de la ciudad en la que nació. Lo hicieron con dos modos muy distintos de ofrecerse.
El ofrecimiento de Horford fue sin prisa, pero también sin pausa, un continuo goteo de gran juego que terminó por convertirle en el hombre del partido con 28 puntos, su mejor marca de la temporada, 10 rebotes y 3 tapones en 38 minutos. Metió el 60% de sus tiros en juego y valoró en 30. El ofrecimiento de Pargo resultó simplemente explostivo. Pargo, recién fichado con un contrato de 10 días, exhibió sus cualidades a sus ya 33 años y se marcó una recta final de partido espectacular siendo decisivo en el triunfo de los suyos.
Porque Minnesota llegó al final del tercer cuarto 7 puntos arriba (70-77) a partir de un gran primer cuarto en el que aprovechó las continuas pérdidas de balón de Atlanta. Sin embargo, llegado el último acto, parcial de 34-19 y triunfo local fraguado en apenas 4 minutos. Y es que los Wolves ganaban 85-89 a 7:24 del final tras cesta de Barea. A partir de ahí, parcial de 16-4 con un Pargo encendido y un mate de Horford para cerrar el parcial: 101-93 a falta de 2:56.
De todos modos, bastante hizo Minnesota, un equipo bajo mínimos por culpa de las lesiones que ni siquiera tiene al frente a su entrenador jefe. El balance sin Rick Adelman en el banquillo, 6 derrotas en 8 partidos.
Atlanta ganó correctamente anotando el 57,7% de sus tiros de campo y lanzando estupendamente desde el triple: 10 de 16. Los locales asistieron 32 de sus 41 canastas y su único lunar fue perder 22 balones, aunque los visitantes equilibraron con 20. Además de los 28 puntos de Horford, Pargo hizo 16 con 4 de 5 triples saliendo de la banca. Los suplentes anduvieron hiperactivos. Lograron 55 puntos con el citado Pargo, Kyle Korver -14 tantos- y Mike Scott, en su mejor actuación NBA, como puntas de lanza. El susto lo dio Jeff Teague en una fea caída que no pasó a mayores tras falta de Dante Cunningham.
Minnesota controló bien a Josh Smith, pero terminó hundiéndose en el último cuarto pese a su juego coral en los tres anteriores. Derrick Williams anotó 17 puntos, Barea brilló con 14 tantos, 7 asistencias y 2 robos en 23 minutos, anduvo muy activo, Andrei Kirilenko sobresalió en defensa y hasta Greg Stiemsma estuvo extrañamente prolífico en ataque. El que sigue sin levantar cabeza es Ricky Rubio. Otro día gris para el de El Masnou.
Memphis 81 Indiana 82
La segunda ciudad significada en la vida de Martin Luther King fue la que presenció su asesinato, Memphis. La ciudad siempre depara un marco de celebraciones y premios en torno a este día festivo en honor a MLK, pero esta vez la fiesta no fue completa porque el partido se fue a manos de Indiana en el último segundo.
Lo cierto es que el partido ya estaba en manos de los Pacers hasta que fue revolucionado en los últimos segundos por ese gran jugador llamado Tony Allen. Con 79-81 para Indiana atacaron los locales para empatar, pero Rudy Gay erró a 34 segundos del final. Ahí entró en acción Allen capturando el rebote ofensivo y dando otra posesión a los suyos, que la alargaron bastante hasta que a 14 segundos del final Mike Conley entró a cesta y fue taponado por Roy Hibbert. Pero ahí, ni corto ni perezoso, volvió Allen a entrar en ebullición robándole el balón a Hibbert, tremendo, y asistiendo la canasta de Zach Randolph para el empate a 81 a 11 segundos de la conclusión.
Ésa fue la magia de Tony Allen, el cómo cambiar el signo de un partido sin anotar una canasta. Sin embargo, sus compañeros no le siguieron. En la jugada siguiente Conley hizo falta a George Hill cuando restaba 1,4 segundos por jugar. Hill erró el primer libre, pero anotó el segundo para colocar el 81-82. Memphis sacó de banda con ese exiguo tiempo y a Rudy Gay no se le ocurrió otra cosa que botar la bola para luego anotar. Claro está, tras ese bote la canasta fue anotada fuera de tiempo. Y el héroe pasaba a ser George Hill, que había perdido con anterioridad 8 balones. De villano a héroe en un instante.
El partido, tal y como se preveía, fue defensivo, pues jugaban dos de las mejores defensas de la NBA. E igualado, como también se esperaba. Triunfaron los Pacers con 14 puntos, 5 tapones y 3 robos de David West y con Paul George rozando el triple-doble: 12 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias. Muy bien Tyler Hansbrough en los 12 minutos que pisó pista.
En Memphis, que perdió 20 balones y sólo tiro 7 libres haciendo pleno, Wayne Ellington fue el mejor con 17 puntos y 3 triples sin fallo. Rudy Gay hizo 14 con 8 rebotes, pero con 7 de 22 en el tiro. Además, erró en el momento decisivo por partida doble. Mal Marc Gasol, que se quedó en números muy pobres en los 31 minutos que jugó.
Charlotte 94 Houston 100
La visita de los Rockets a la asequible Charlotte se saldó con victoria para los de Houston, pero no sin dificultades. Los texanos fueron siempre a remolque, lastrados por la mala noche en el tiro de James Harden (5 de 20) y sus dificultades para detener a un Kemba Walker que marcó anoche máximos en su carrera en puntos (35) y triples anotados (6 de 7).
Sólo en el último cuarto consiguió el equipo que dirige Kevin McHale dar la vuelta a un marcador que tuvieron casi siempre en contra. Fue gracias a ese mismo Harden fallón en el tiro, pero que anotó 12 de sus 29 puntos en el último periodo gracias a su inusitada actividad y gran acierto desde el tiro libre (19 de 21).
También a la inyección de energía que aportaron desde el banquillo Marcus Morris -21 puntos y 8 rebotes y a quien McHale, en acertada decisión, situó como titular en la segunda mitad- y el argentino Carlos Delfino, que volvió a protagonizar una muy buena actuación, estuvo en pista en los minutos decisivos y finalizó con 16 puntos, 7 en el último periodo, y 3 rebotes.
Los Bobcats no acertaron en los instantes finales, errando hasta 5 tiros, 4 de ellos triples, en el último minuto. Las buenas actuaciones de Walker y Ramon Sessions -19 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias- sirvieron de poco en un equipo que volvió a padecer la falta de pegada ofensiva de sus jugadores interiores.