Faltaban apenas 16 segundos. Minnesota ganaba 102-101 a los Lakers y defendía su canasta. Fue entonces cuando surgió el choque fatídico entre Kobe Bryant y Ricky Rubio. La rodilla izquierda del español se llevó la peor parte.
Rubio, al que los árbitros pitaron falta, quedó tendido en el suelo echándose la mano a la rodilla dañada con evidentes signos de dolor. Al final, se incorporó impulsado por su compañero Derrick Williams y fue atendido en la banda por el médico del equipo. Ofrecía visibles señales de dolor.
El jugador español intentó caminar y pudo hacerlo por sí mismo, pero cojeando evidentemente. Al final, se fue a vestuarios ayudado por dos asistentes. Estaba completando un muy buen partido (15 puntos y 10 asistencias) cuando ocurrió la desgracia.
La preocupación en el equipo es máxima. Los servicios médicos someterán hoy a Rubio a diversas pruebas, incluida una resonancia magnética, para comprobar el alcance real de la lesión.
Los peores pronósticos
De confirmarse los peores pronósticos, que hablan de una lesión de ligamentos, Rubio diría adiós a su temporada de debut en la NBA y podría decir también adiós a los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Sería un auténtico varapalo para el jugador.
La estrella de su equipo, Kevin Love, le envió de inmediato su apoyo público desde Twitter: “Rezando para que las pruebas vayan bien a Ricky”. Es un rezo compartido por muchos.
Rubio había empeorado sus registros en las últimas semanas, pero estaba completando una muy positiva temporada con promedios de 10,6 puntos, 8,2 asistencias, 4,2 rebotes y 2,2 recuperaciones en 34 minutos de juego. Hasta ahora, el español se había mostrado infalible en su presencia en la cancha, ya que había disputado todos los encuentros de su equipo, 41, de los cuales 31 los empezó como titular. Su único defecto: su mal porcentaje de tiro de campo (35,7%).