El Sindicato de Jugadores de la NBA sabe lo mucho que se juega en la negociación del nuevo acuerdo salarial que debería entrar en vigor al comienzo de la temporada 2011-12 y por eso ha querido movilizar a las principales estrellas de la liga para que se unan a las conversaciones. LeBron James, Carmelo Anthony y Dwyane Wade, entre otros, lo han hecho.
También Chris Paul, el único que como miembro del comité ejecutivo del sindicato ya tenía prevista su presencia, Chauncey Billups o Joe Johnson formaron parte del grupo de 14 jugadores que, liderados por el director ejecutivo de la organización de jugadores, Billy Hunter, se reunió el jueves en Manhattan con los representantes de los propietarios de la NBA.
“Nuestro futuro peligra si no somos capaces de llegar a un acuerdo”, afirmaba Carmelo Anthony al final de una reunión en la que “la comunicación fue estupenda” según el jugador de los Nuggets y tras la que ambas partes se emplazaron a un nuevo encuentro antes del comienzo de la pretemporada.
Pero, pese a las buenas palabras, las negociaciones se antojan más que complicadas. La primera oferta presentada por la liga fue rechazada de plano por los jugadores al pretender rebajar sustancialmente el porcentaje de los ingresos destinado a los salarios y la contraoferta del Sindicato de Jugadores tampoco ha sido aceptada por Stern y los suyos, al considerarla un mero intento de perpetuar el actual acuerdo.
El convenio vigente expirará a finales del próximo mes de junio toda vez que los propietarios ya han anunciado su intención de no ejercer la opción de que disponen, hasta el próximo 15 de diciembre, para prorrogarlo un año más. Si no hay acuerdo, se corre el riesgo de un cierre patronal por parte de las franquicias, legal en los Estados Unidos, que retrase indefinidamente el comienzo de la temporada 2011-12.
Los propietarios de los equipos insisten en la necesidad de modificar sustancialmente a su favor las actuales condiciones escudándose en los 370 millones de dólares que, según Stern, perdió el conjunto de las franquicias la pasada campaña. Una cifra que el sindicato rechaza y considera intencionadamente exagerada por la liga para forzar una negociación de las nuevas condiciones que les favorezca. Las posturas, hoy por hoy, siguen muy distantes.