A algunos les ha salido cara la enorme expectación levantada por la llegada de LeBron James a los Miami Heat para unirse a Dwyane Wade y el también recién llegado Chris Bosh. Es el caso de los 30 empleados contratados por la franquicia para gestionar la venta de abonos, que se han quedado sin empleo.
La razón del despido de los vendedores no es otra que el hecho de que ya no hay nada que vender. La demanda de entradas se ha disparado de tal forma que todos los abonos de temporada de los Heat se han vendido antes de empezar el mes de agosto y otro tanto parece haber ocurrido con las entradas del primer partido de la temporada pese a que su precio ronda los 250 dólares (más de 190 euros).
No sólo eso, los nombres de más de 6.000 personas aparecen en la lista de espera creada para aquellos que no llegaron a tiempo a comprar los abonos. Así que, con todo vendido más varios miles de personas a la espera de poder comprar, la franquicia ha decidido que la presencia de los empleados encargados de la venta de abonos no era necesaria.
Los responsables de la franquicia han agradecido la labor de los trabajadores y han asegurado que han contratado los servicios de una empresa de recolocación para tratar de ayudar a los despedidos, cuya tarea otros años se podía extender hasta el mes de octubre, a encontrar un nuevo empleo.