“Nunca lo haría”, es la respuesta contundente de Eddy Curry cuando se le pregunta sobre la posibilidad de ejecutar la opción que tiene para dar por finalizado su contrato este verano. Pero aun así, el pívot tiene claro que quiere irse de los Knicks si no juega.
Lo que también tiene claro es que ningún equipo le va a pagar los 11 millones que tiene comprometidos con los Knicks para la próxima temporada, de ahí que no quiera renunciar a lo que le queda de contrato sino llegar a un acuerdo con la franquicia neoyorquina.
“Espero que podamos llegar a un acuerdo”, afirma Curry, que tiene claro que si, a estas alturas, Mike D’Antoni, al que ni siquiera menciona por su nombre, no le ha usado, es porque tiene claro que no le quiere en el equipo.
El problema para llegar a un acuerdo con la franquicia es que no parece que el jugador esté dispuesto a ceder mucho en lo económico, toda vez que es consciente que su valor en el mercado cotiza muy a la baja y difícilmente encontrará un equipo que quiera pagarle más allá de un par de millones de dólares.
“Es frustrante”, asegura Curry, “porque he trabajado tan duro para regresar y estar preparado y ahora es como estar cada partido tratando de adivinar si voy a jugar o no, sentado ahí, esperando a ver qué sucede”.
D’Antoni ya dejó fuera del equipo a Curry el año pasado al considerar que no estaba en la forma necesaria tras volver de una larga lesión. Pero tras trabajar duro este verano y perder peso, el pívot esperaba tener una oportunidad, una oportunidad que el entrenador no le ha dado.
“Es difícil de asumir, especialmente a estas alturas de mi carrera, a mi edad. No soy tan viejo, pero ya llevo tiempo aquí”, asegura con amargura el pívot de los Knicks.