Estos días, Sergio Rodríguez reconoce que se va a sentir sin duda algo confuso. El armador español debuta con su nuevo equipo, los Kings, en un doble enfrentamiento ante su hasta ahora escuadra, los Blazers, en el inicio de una nueva etapa que parece haberle devuelto la sonrisa.
Felicidad es lo que trasluce en las declaraciones que Rodríguez ha realizado al diario de Portland ‘The Oregonian’ aun cuando reconoce sentirse triste por los muchos amigos que ha dejado en la ciudad de Oregón.
Esta misma noche, los Kings se enfrentan en el Rose Garden a los Blazers, que devuelven la visita a los de Sacramento al día siguiente y el jugador español bromea sobre la situación, “no sé que voy a hacer en los tiempos muertos... igual me voy al banquillo de los Blazers”.
Lleno de ilusión ante la nueva temporada
Lo que está claro es que Sergio afronta con mucha ilusión la nueva campaña tras 3 años en Portland que en lo deportivo no han dejado de ser frustrantes. Se abre una nueva etapa, en la que el jugador espera poder demostrar que tiene un sitio en la NBA, una oportunidad que hace que vuelva a sonreír.
“Me siento cómodo con lo que estoy haciendo y mis compañeros también. Hay buena gente aquí. Creo que puedo encajar muy bien con el estilo y los jugadores”, afirma sobre su nuevo equipo, en el que tendrá que luchar duro para hacerse con una posición, la de base, que ahora mismo parece bastante abierta.
Sobre su nuevo técnico, Paul Westphal, asegura que “es muy cercano a los jugadores y, por ahora, eso ha sido muy bueno” y afirma que le gusta el estilo rápido y la libertad que da a la hora de jugar.
El técnico, por su parte, también esta contento con el trabajo llevado a cabo por Rodríguez, que este verano ha estado entrenando duro en España, especialmente su tiro. “No duda en penetrar y tiene un auténtico don para dar pases que otra gente no ve. No tiene miedo a cometer un error, algo que creo que debe tener un base. Estoy contento de que esté en nuestro equipo”, ha dicho de él Westphal.
Está por ver si esas palabras se traducen en una confianza real en el juego del canario, que sigue intentando mejorar sus puntos más débiles, el tiro y la defensa. Aun así, a Sergio se le ve fresco mental y físicamente después de los momentos de frustración pasados en Portland, donde su juego no consiguió convencer a Nate McMillan.
“Necesitaba un cambio, necesitaba ver la NBA desde otro punto de vista”, dice Rodríguez, “así que estoy contento. Ahora se abre un nuevo capítulo”. Un capítulo que el canario espera que tenga un final feliz en Sacramento, un equipo al que reconoce haber seguido desde España cuando lo comandaba Jason Williams y en el que cree que puede encajar muy bien.