El rostro de Pau Gasol cuando atendió a la prensa a la conclusión del partido lo decía todo. Era un hombre feliz, extremadamente feliz, y no ocultaba esa situación anímica: “Siento una felicidad abrumadora”. Acababa de convertirse en el primer español en ganar el título de la NBA.
Gasol no cabía en sí de gozo. “Todo ha sido increíble, sencillamente, un día maravilloso de verdad, un día maravilloso”, repetía. Lejos quedaba el doloroso recuerdo de la final del año pasado, cuando los Celtics les pasaron por encima en el sexto partido. Pero de aquel duro aprendizaje viene esta contundente victoria ante Orlando, este título de la NBA.
“Había sido frustrante”, reconocía anoche el jugador catalán, que esta vez ha triunfado por todo lo alto a nivel colectivo y a nivel personal, con su impecable defensa ante Dwight Howard, una de las claves del título.
Sensaciones increíbles
Pau estaba en una nube. Sus palabras le delataban: “Es una situación única. Es difícil de describir”, decía. El camino ha sido arduo, muchos años de trabajo para llegar a lo más alto del baloncesto (con España y con los Lakers). Por eso tenía un recuerdo para esa trayectoria espectacular en lo personal, pero que no siempre fue feliz en lo colectivo. Decía Gasol que “se me han pasado muchas cosas (por la cabeza), todo el trabajo de estos años, las temporadas en Memphis, donde no lo pasé tan bien y donde me resultaba difícil aceptar la situación, la suerte que tuve en recalar en los Lakers...”.
En su cabeza, los seres más allegados, especialmente su familia, y todo un país que le apoya, España, al que espera regresar pronto porque “quiero descansar y estar tranquilo. Quiero volver a España para celebrarlo allí con mi país, con los míos”.
Y en pleno arranque de euforia, con el cansancio anulado por el éxito, Gasol dejó la puerta abierta por primera vez a acudir al Campeonato de Europa de selecciones nacionales, porque ve que puede conseguir otro reto nunca logrado: la medalla de oro en un Europeo.
El futuro de los Lakers
Se presenta un verano interesante en L.A, con las renovaciones de Odom y Ariza, donde los angelinos tendrán que hacer un encaje de bolillos casi imposible para retener a los dos, y la extensión del contrato de Kobe Bryant.
Por eso, y mirando ya al futuro, Gasol insistía anoche en que “me gustaría seguir luchando por el anillo, así que debemos mantener el grupo”.