No hubo color. Los Tar Heels dominaron a placer la final de la NCAA y se impusieron en la Final Four ante los Spartans a pesar del tremendo ambiente favorable a Michigan State que había en la grada, con más de 70.000 espectadores con claro signo local.
Y es que Michigan State jugaba en Detroit, la gran ciudad de su estado (en el que han nacido 9 de sus jugadores), y el Ford Field se vistió de gala para intentar una hazaña que desde el principio se reveló imposible. North Carolina sabía que éste era su año tras el decepcionante papel desempeñado por el equipo en la Final Four de 2008. Y no falló.
North Carolina 89 Michigan State 72
La final universitaria nada tuvo que ver con la emoción desbordante que caracterizó a la del año pasado, cuando Kansas se impuso a Memphis en la prórroga. Muy al contrario, la de 2009 viajó al polo opuesto, pues la enorme carga emotiva que inundaba las gradas -pobladas con ¡72.922 espectadores!- pronto se disipó.
A los espectadores no les dio tiempo ni a sentarse. En menos de 7 minutos, North Carolina endosó un parcial a su rival de 24-8 a partir de un gran trabajo colectivo en ataque y en defensa liderado en el aspecto anotador por Wayne Ellington y Deon Thomas.
Pero es que en el ecuador de la primera mitad los Tar Heels ya dominaban por 20 (31-11), una ventaja que llegó a dispararse hasta los 24 puntos y que quedó en 21 al final de la primera mitad (55-34).
Fueron 20 minutos para enmarcar en los que las gradas se fueron desinflando según reconocían la indudable superioridad del equipo de Roy Williams, entrenador que anoche logró su segundo título de la NCAA.
Esa falta de suspense, esos primeros 20 minutos demoledores, dejaron, como decimos, helado al Ford Field, un estadio lleno de vida minutos antes. La culpa de que esto sucediera la tuvo el trío mágico de North Carolina, 3 jugadores con marchamo NBA, 3 chicos expertos ya en mil batallas universitarias. Porque la victoria de North Carolina es el gran triunfo de todos aquellos que preconizamos que hay que poner coto al salto acelerado de jugadores universitarios a la NBA. Éste es un claro ejemplo de paciencia. Un equipo confeccionado a base de tiempo, con jugadores en su mayoría juniors y seniors dispuestos a agotar prácticamente su ciclo universitario.
Esos 3 jugadores decisivos fueron Ty Lawson, Wayne Ellington y Tyler Hansbrough.
El base Ty Lawson tuvo una actuación estelar. Anotó 21 puntos, capturó 4 rebotes, repartió 6 asistencias y ¡robó 8 balones perdiendo en todo el partido sólo 1!. Su firmeza desde la línea de tiro libre, desde donde consiguió 15 de sus 21 puntos (15 de 18 en el tiro), delata su mayoría de edad. Todavía le critican el no mirar demasiado al aro, dicen que tenía que tirar más. Pues a algunos nos parece que ésa es parte de la grandeza de Lawson, de la grandeza de un base que se viste por los pies.
También se visten por los pies el escolta Ellington y el pívot Hansbrough. El primero terminó con 19 puntos y un gran acierto en el tiro, incluyendo 3 triples sin fallo; el segundo no falló en la zona y aportó 18 tantos y 7 rebotes.
Como tampoco falló Ed Davis en su papel indiscutible como líder de la segunda unidad. Davis se marcó un señor partido con 11 puntos y 8 rebotes en solo 14 minutos. Fue el cabeza de cartel de una segunda unidad que vivió el sueño de plantarse por entero en la cancha, pues la holgada ventaja en el marcador permitió a Roy Williams hacer uso de sus 14 chicos.
También hizo uso de sus 14 jugadores Tom Izzo. Pero claro, no fue lo mismo, ya que los suplentes de los Spartans que salieron al final lo hicieron cabizbajos, con la desilusión propia de los que han visto pasar ante sus ojos una gran oportunidad.
Michigan State soportó muy bien la lucha en los tableros durante los 40 minutos, una pelea que terminó ganando, pero se hundió irremediablemente a partir de su descontrol a la hora de amarrar el balón. Mientras North Carolina robaba 9 balones y sólo perdía 7 -excelente relación-, Michigan State protagonizaba en este capítulo del juego una considerable debacle ¡al robar 1 balón y perder 21!. Desastre que no puede ser sinónimo más que de la derrota.
A nivel individual, Goran Suton se sacó un poco la espina de su discreta actuación en semifinales ante el gigante Thabeet, pero a buen seguro que hubiera preferido ganar con una actuación gris. El pívot titular de los Spartans logró 17 puntos y 11 rebotes y exhibió su buena mano al anotar 3 de 4 triples. Mientras, el otro pilar ofensivo del equipo, Kalin Lucas, finalizó con 14 unidades y 7 asistencias, si bien perdió 6 balones y sólo encestó 4 de sus 12 tiros a canasta.
El jugador local Durrell Summers, nacido en Detroit, fue el mejor suplente con 13 puntos y 5 rebotes, bien secundado en esa segunda unidad por un buen Draymond Green. Mientras, Raymar Morgan fue una sombra del Raymar Morgan de semifinales y Travis Walton fue engullido por Ty Lawson.
North Carolina no dejó títere con cabeza, desarbolando por completo y desde el principio a la frágil defensa mostrada por Michigan State. El liderazgo de su 'big three' -Lawson, Ellington y Hansbrough- fue incontestable. Estaban convencidos los Tar Heels que este título era suyo. Se dieron un paseo durante todo el Torneo de la NCAA, también lo hicieron en semifinales de la Final Four derrotando 83-69 a Villanova y cumplieron su objetivo borrando del mapa en la final a los Spartans de Tom Izzo.
Los números:
- North Carolina: Lawson 21 pt, 6 as, 8 rob y 4 reb (15 de 18 tl); Ellington 19 pt (3 de 3 t3); Hansbrough 18 pt y 7 reb; Davis 11 pt y 8 reb en 14 min.
- Michigan State: Suton 17 pt y 11 reb (3 de 4 t3); Lucas 14 pt y 7 as; Summers 13 pt y 5 reb.
- Ty Lawson robó 8 de los 10 balones que robaron durante todo el partido los 2 equipos.
- North Carolina logra su quinto título universitario y su entrenador, Roy Williams, su segundo.
- Los Tar Heels han ganado sus 6 partidos del Torneo de la NCAA por una diferencia de dobles dígitos.
- Michigan State ha perdido los 5 partidos que ha disputado contra North Carolina en el Torneo de la NCAA.