Ni Zach Randolph ni Mardy Collins han podido todavía debutar con los Clippers. La razón hay que buscarla en Cuttino Mobley. Los médicos están a la espera de nuevas pruebas para dar el visto bueno a su examen médico tras haber detectado, según algunos medios, anomalías cardiacas en el jugador.
Las reglas de la NBA impiden que los jugadores envueltos en un traspaso jueguen, e incluso entrenen, con sus nuevos equipos hasta que todos los implicados en la operación hayan pasado las preceptivas pruebas médicas en sus franquicias de destino.
Los problemas de Mobley no han sido hechos públicos pero, según diversas fuentes, tendrían que ver con las anomalías cardiacas que se le detectaron en el año 2000 y que no impidieron en su día a los Rockets firmarle un contrato por 6 años.
En los Knicks se esperaba, en todo caso, que los resultados de las pruebas adicionales fueran positivos y que tanto Mobley como Thomas pudieran incorporarse hoy a los entrenamientos del equipo, una vez terminados todos los papeleos relativos al traspaso.
Si los médicos no dieran el visto bueno a Mobley, New York podría deshacer la operación, aunque, dado que el mayor interés de los Knicks es liberar salarios de cara al 2010, es improbable que lo haga y lo más probable es que se limitaran a pedir algún tipo de compensación a los Clippers que complementara el traspaso como, por ejemplo, una futura primera ronda.