Boston Celtics y Los Angeles Lakers, Los Angeles Lakers y Boston Celtics, tanto monta uno como el otro. Los dos equipos que representan como nadie la historia de la NBA abordarán a partir de mañana su undécimo enfrentamiento por un título que han logrado entre los dos 30 veces.
Será desde el 5 al 19 de junio, en caso de que la serie se vaya a los siete partidos, y en formato 2-3-2, es decir, los dos primeros encuentros en Boston, los tres siguientes en California y los dos últimos de regreso a Massachusetts. Un formato diferente al utilizado en las eliminatorias anteriores de playoff. La causa no es otra que la comodidad.
Y es que la cantidad de medios acreditados para un espectáculo como éste es enorme, y sería caótico obligarles al trasiego Boston-Los Angeles-Boston, más de 4.000 kilómetros de distancia, con mayor frecuencia, lo que supondría un auténtico desafío organizativo y un potencial desmadre.
Tras 8 meses de trabajo, incluyendo la pretemporada, las finales de junio representan el colofón al espectáculo baloncestístico en Estados Unidos. Ésta vez ese broche será de oro, porque enfrentará a los dos mejores equipos de la historia de la NBA.
Al final de la temporada pasada cualquier analista o aficionado hubiera soltado una carcajada si se le hubiera dicho que Celtics y Lakers reeditarían en 2008 su legendaria rivalidad en la final de la liga. Pero los movimientos de Boston en el mercado de verano (con la adquisición de Garnett y Allen) y los de los angelinos en febrero (llegada de Pau Gasol) alimentaron la sospecha de que la final soñada era más que posible. Y esa final ha llegado.
Se espera una serie larga
Se espera una final larga en la que el ligero favoritismo de los Lakers queda compensado por el hecho de que los Celtics tengan a su favor el factor cancha.
Medias por partido | Boston | L.A. Lakers |
Puntos anotados: | 91,6 | 105,9 |
Puntos recibidos | 87,3 | 99,5 |
Tiro de campo: | 44,8% | 47,8% |
Tiro del rival: | 42,2% | 43,3% |
Rebotes sobre total: | 52,1% | 47,9% |
Tiros asistidos: | 61,4% | 61,7% |
Ambos conjuntos han sido los mejores de sus conferencias. Los bostonianos firmaron la mejor temporada regular de los 30 equipos de la liga (66 victorias y 16 derrotas) y los angelinos son hasta el momento el mejor conjunto en post-temporada (12-3). Pero se trata de dos escuadras que desarrollan ese poderío a partir de dos formas bastante dispares de entender el juego.
Los Lakers han desarrollado un baloncesto eminentemente ofensivo basado en el juego rápido y los Celtics se han amparado en un ataque mucho más pausado y con una circulación del balón más extensa, parapetándose además en un gran entramado en la retaguardia, no en vano han sido el equipo más defensivo de la NBA al recibir 87,3 puntos por encuentro.
Sin embargo, ambos equipos han demostrado a lo largo de la temporada una gran versatilidad. Resulta indudable que ambas plantillas pueden permitir a sus entrenadores una gran flexibilidad a la hora del juego, lo que redunda en una amplia variedad de registros. De ese modo, los célticos han demostrado que tienen mimbres para poder jugar mucho más rápido que como lo hacen habitualmente y los californianos se han mostrado capaces de ganar encuentros de ritmo bajo y guarismos escasos, adaptándose a ataques estáticos estructurados con una mayor paciencia y sacando a relucir elementos defensivos más que destacables. Esa capacidad de adaptación ha sido la que ha hecho posible que unos y otros hayan llegado tan lejos en esta temporada.
Lo que está claro es que ambos equipos disponen de un notable arsenal ofensivo en el juego de perímetro y de dos jugadores de referencia en la pintura, Garnett y Gasol, que tienen una característica común de enorme trascendencia: su gran visión y conocimiento del juego, así como su indudable calidad para desplegar esa visión colectiva a partir de su habilidad para el pase.
Se trata, por lo tanto, de dos conjuntos que construyen su juego en inumerables ocasiones a partir del poste. Sin ir más lejos, el famoso triángulo ofensivo de Winter que desarrolla Phil Jackson se hace más grande siempre que existe una pieza en la pintura con la forma de entender el baloncesto que tiene Gasol.
Claves del enfrentamiento
Cuando uno se pone a repasar posibles claves del enfrentamiento, se encuentra con multitud de detalles, pero centrándose en aspectos más genéricos se podría hablar por ejemplo del tempo de los partidos.
Teóricamente, a ritmos más pausados saldría beneficiado el equipo que dirige Doc Rivers y a velocidades más elevadas el que saldría mejor parado sería el que entrena Phil Jackson, pero este análisis es muy voluble, ya que, como hemos dicho, ambos equipos han demostrado una gran capacidad de adaptación. Si no que se lo digan a los Spurs, que ha perdido encuentros con los Lakers de claro corte defensivo.
Un aspecto colectivo que puede representar un problema para los angelinos es el rebote, un apartado del juego en el que, hasta la fecha, se ha mostrado más sólido el equipo bostoniano, que, sin ir más lejos, se apoyó en su superioridad en los tableros para deshacerse en la final del Este de Detroit.
Los Lakers han arrastrado serios problemas en el cierre del rebote defensivo, un aspecto que han equilibrado con las muchas virtudes que atesoran en otros campos del juego. Sin embargo, ante los Spurs este defecto, que se hizo muy visible en las dos rondas anteriores, prácticamente desapareció, ya que Gasol, Odom y compañía se comportaron fantásticamente en su propio tablero.
Otro elemento importante será el rendimiento como visitante. Los Lakers han demostrado en los presentes playoffs un más que convincente baloncesto cuando han jugado como visitantes, mientras que los Celtics se han presentado como un equipo muy ramplón a la hora de jugar en canchas rivales. De seguir por ese camino, los bostonianos podrían venirse abajo en el caso de perder algún partido en el nuevo Garden.
El peso de las individualidades
Hasta ahora hemos hecho un repaso a claves colectivas, pero resulta obvio decir que habrá decisivas claves individuales, algo que no extraña al ver la nómina de jugadores que integran la final.
Boston Celtics Rajon Rondo | 10,6 pt | 4,2 rb | 5,1 as |
Ray Allen | 17,4 pt | 3,7 rb | 3,1 as |
Paul Pierce | 19,6 pt | 5,1 rb | 4,5 as |
Kevin Garnett | 18,8 pt | 9,2 rb | 3,4 as |
Kendrick Perkins | 6,9 pt | 6,1 rb | 1,1 as |
Los Angeles Lakers Derek Fisher | 11,7 pt | 2,1 rb | 2,9 as |
Kobe Bryant | 28,3 pt | 6,3 rb | 5,4 as |
Vladimir Radmanovic | 8,4 pt | 3,3 rb | 1,9 as |
Lamar Odom | 14,2 pt | 10,6 rb | 3,5 as |
Pau Gasol | 18,8 pt | 7,8 rb | 3,5 as |
Por encima de todos ellos está el mejor jugador del mundo, Kobe Bryant, que viene demostrando hasta ahora que en estado de gracia, con un apoyo razonable de sus compañeros, convierte a su equipo en casi imparable. A Bryant se le ve pletórico, un estado al que ha ayudado enormemente la gran sintonía que parece existir en el vestuario. Está claro que la llegada de Gasol le ha hecho la vida más fácil. Pero no sólo a él, también Odom lo ha agradecido, y si no que se lo digan a sus números.
Del otro lado hay otro nombre propio: Kevin Garnett. La gran estrella que siempre ambicionó llegar a una final. Ésta es su gran oportunidad. Su rendimiento será capital a la hora de analizar las opciones de éxito de su equipo.
Pero alrededor de Bryant y Garnett orbitan jugadores de mucho peso. Paul Pierce y Ray Allen, en menor medida, por un lado; Pau Gasol y Lamar Odom, por el otro. Se trata de jugadores de enorme calidad cuyas aportaciones pueden desnivelar la balanza, si bien aquí se podría dar una circunstancia que habrá que ver si resulta positiva o negagiva: los dos jugadores de los Celtics tienen una mayor urgencia a la hora de ganar su primer título de la NBA dada su mayor edad.
Otros focos a analizar
Por las declaraciones de los últimos días parece deducirse que Gasol se encargará en defensa de Garnett, pero Garnett podría no encargarse defensivamente de Gasol. Sería Perkins el que defendiera al jugador español, algo que no es de extrañar, más aún cuando el joven pívot de Boston viene exhibiendo un gran poderío defensivo y, por sus condiciones físicas, sería incapaz de defender a Odom. Mientras, Garnett se emparejaría con Odom, aunque nadie duda de que si su equipo lo necesita se empleará mano a mano con Gasol. Todo ellos sin contar la posible ayuda defensiva que pudiera proceder del banquillo de los Celtics a partir de P.J.Brown.
En los puestos de aleros existirá una cierta descompensación física entre los tres de ambos equipos: Pierce y Radmanovic. Esta descompensación podría hacer que Walton e incluso el otro hispano de la final, Trevor Ariza, jugaran más minutos. De todos ellos, tal vez Ariza sería uno de los jugadores más adecuados, por su físico, para detener a Pierce.
Otro duelo que se presenta muy atractivo es el de los bases. La maravillosa veteranía de Derek Fisher enfrentada a la impetuosa juventud de Rajon Rondo, que entre sus cualidades como jugador hay que resaltar su notable perfil como defensor. Veremos cómo afrontan los bases titulares un episodio de tanta tensión.
El respaso de las plantillas concluye en las segundas unidades de ambos equipos. Hoy por hoy los banquillos de Lakers y Celtics representan dos mundos opuestos. La juventud de la segunda unidad angelina contrasta con la gran veteranía de la bostoniana, que, sin embargo, ha ofrecido en los playoffs una respuesta ofensiva mucho más pobre que la ofrecida por los Farmar, Vujacic, Walton y Turiaf. Pero cuidado, en una gran final jugadores como Posey y Cassell podrían ser muy peligrosos.
Los dos finalistas se presentan en la serie con las enfermerías casi vacías. Boston tiene con problemas físicos a Tony Allen, aunque el escolta ya ha podido completar un entrenamiento completo con los suyos y será de la partida. Mientras, en los Lakers sólo se echará en falta la presencia de Bynum, que aún siendo importante, no lo será tanto, ya que el equipo se ha acostumbrado a no poder contar con él durante los últimos meses. Y ha sobrevivido maravillosamente.
La traca final de la NBA encierra además una buena batería de morbos. El primero es el de ver enfrentados en los banquillos a un entrenador que puede hacer historia con otro que empieza ahora su gran camino. Existe una notable desigualdad entre el palmarés de Phil Jackson (9 títulos que podrían ser 10 para convertirse en el mejor de la historia) y Doc Rivers (su primera final).
Un segundo interés se centra por partida doble en el primer partido de la serie. Y es que la última vez que los Lakers jugaron el primer partido de una final en Boston fue el 27 de mayo de 1985, un enfrentamiento que ha pasado a la historia como “Memorial Day Masacre”, ya que los californianos perdieron en el Boston Garden por 148-114. Junto a ese impresionante dato se incluye otro no menos impresionante. En caso de ganar el primer partido los Lakers, la historia se pondrá de su parte, puesto que cada vez que un equipo de Phil Jackson ha ganado el primer partido de playoff en series disputadas a 7 encuentros, el equipo se ha clasificado. La trayectoria no puede ser más memorable: 41 eliminatorias ganadas por 0 perdidas.
Todo esto y mucho más hace que la liga se haya vestido de gala para retomar una vieja rivalidad que se truncó hace 21 años. Fue entonces, en 1987, cuando Celtics y Lakers disputaron su último enfrentamiento en la final de la NBA. Han pasado dos décadas. Los tiempos han cambiado, pero sus nombres vuelven al centro de la pista.