Cleveland Cavaliers 74 Boston Celtics 69 (3-3) CLEVELAND: West (10), Szczerbiak (9), James (32), Wallace, Ilgauskas (7) –cinco inicial- Smith (9), Pavlovic (3), Varejao (4) y Da.Jones. |
BOSTON: Rondo (2), Allen (9), Pierce (16), Garnett (25), Perkins (5) –cinco inicial- House (8), Davis (4), Posey y Brown |
Parciales: 18-18, 24-15, 17-17 y 15-19. |
La eliminatoria entre Cleveland y Boston no cambió un ápice en su penúltimo episodio. Partido defensivo, extremadamente defensivo, y victoria del equipo local (74-69) que nos lleva a un previsiblemente dramático séptimo encuentro en el Garden que decidirá quién se enfrentará a los Pistons en la final de conferencia.
Por lo visto hasta ahora se podrá decir que los Celtics han hecho valer su ventaja de cancha pero desde luego lo que no han hecho valer hasta el momento es su condición de favoritos, porque un favorito, y más tratándose en este caso del clarísimo líder de la temporada regular, no puede llevar hasta el séptimo partido sus dos primeras eliminatorias. Ahora habrá que ver si Boston, como ocurriera en el último encuentro ante Atlanta, saca toda su raza en el último choque para imponerse sin problemas. Si no lo hace los Cavaliers pueden proporcionar un serio disgusto a la afición céltica.
Unos Celtics desconocidos
Del equipo que terminó en temporada regular con 31 victorias y 10 derrotas fuera de su campo, el mejor récord de la liga, a éste, que no ha sido capaz de vencer en ninguno de los 6 que ha disputado en fase final fuera del Garden, parece mediar un abismo. Cierto es que Celtics y Cavaliers, especialmente los primeros, son dos equipos de corte más bien defensivo, pero para finalizar un encuentro con un marcador tan exigüo como el de ayer no sólo hace falta defender bien sino también atacar mal, muy mal, y eso resulta muy preocupante cuando un equipo pretende aspirar al título de campeón de la NBA.
En los Celtics de ayer sólo podemos salvar a Garnett de la quema. El ala-pívot sumó 25 puntos y 8 rebotes y fue el único que anotó con fluidez (11 de 21). Pierce se quedó en 16 con malos porcentajes (5 de 15) y 6 pérdidas de balón, Allen, 9 puntos, volvió a demostrar que su juego en esta serie está muy por debajo del que había venido desarrollando hasta ahora, Rondo, uno de los más entonados hasta ahora, sólo sumó 2 puntos y suplentes que habían tenido un papel importante como Posey o Cassell, que ayer ni siquiera jugó, llevan ‘desaparecidos’ desde hace varios encuentros. Escuchar a Doc Rivers quejarse del arbitraje en los instantes finales tampoco es buena señal.
Graves síntomas que, salvo que se les ponga remedio inmediato, apuntan un mal diagnóstico para un conjunto que ayer cayó ante un rival incapaz de anotar más del 33% de sus tiros y que sigue demostrando una total dependencia del juego de LeBron James. El alero de los Cavs llevó todo el peso ofensivo del equipo de Ohio -32 puntos, 12 rebotes y 6 asistencias- a pesar de no estar tampoco especialmente afortunado en el lanzamiento (9 de 23 para acumular un 33% en lo que va de serie) y perder 8 balones. Pero aun tirando mal, perder esa cantidad de balones y no tener ningún compañero que fuese capaz de superar los 10 puntos, fue argumento suficiente para dar la victoria a los locales.
9 minutos de vacío
El partido comenzó muy igualado y al final del primer cuarto se llegó con empate a 18. En el segundo los Celtics parecían tomar la iniciativa cuando de repente sus plomos parecieron fundirse y se apagaron todas las luces de su ataque, no muy luminoso ya hasta ese momento. Quedaban 6:12 para el final del cuarto cuando Garnett anotó el 31-25 para los visitantes, la máxima diferencia a su favor en todo el partido. A partir de ahí los espectadores del Quicken Loans Arena, para alegría suya, tuvieron que esperar muchos minutos para volver a ver otra canasta del rival.
Los Celtics no anotaron una sola canasta de campo en los siguientes 9 minutos, los 6 que restaban de la primera mitad y los tres iniciales de la segunda. Dos tiros libres de Pierce fue toda la producción de los Celtics en esos 9 minutos en los que encajaron un parcial de 24-2 que convirtió el resto del encuentro en una dura cuesta arriba para el equipo de Doc Rivers.
Al descanso, cerrado con un triple sobre la bocina de West tras perder el balón Pierce a tres segundos del final, se llegó con 42-33 para los locales y para cuando una canasta de Ray Allen volvió a activar el suministro energético del ataque de los Celtics, el marcador era ya de 49-35. Lo que quedaba desde ese momento era intentar remontar y aunque el equipo visitante no cejó en el empeño no obtuvo recompensa de su esfuerzo.
Acercamientos insuficientes
Tuvo que ser Garnett una vez más quien hiciera reaccionar a su equipo. Ocho puntos suyos alimentaron un parcial de 13-0 con el que los Celtics se acercaron a 3 en el tercer cuarto para acabar cediendo nuevamente en los últimos instantes y cerrarlo 9 puntos abajo.
Dos canastas de James extendieron a 13 puntos la ventaja de los Cavaliers en el inicio del último periodo. La cosa parecía cada vez más complicada para los Celtics, pero aun así consiguieron acercarse una segunda vez a 5 puntos. Otras dos canastas consecutivas de James volvieron a abrir hueco, pero sus posteriores fallos permitieron a los Celtics un último acercamiento tras dos tiros libres anotados por Allen.
El marcador señalaba un 72-69 para los locales, que tenían la posesión a 23 segundos del final. Los Celtics, que aún no habían cubierto su cupo de faltas, tuvieron que hacer dos seguidas para conseguir llevar a los Cavaliers a los tiros libres. A 14 segundos del final Joe Smith, que había realizado un buen encuentro desde la suplencia, se enfrentó a dos de los más importantes tiros libres de su carrera. Había fallado uno de los dos que había lanzado con anterioridad en el encuentro, pero al veterano jugador no le tembló el pulso cuando el partido estuvo en sus manos. Sumó los dos puntos y amarró la victoria de su equipo.
El domingo se vivirá en Boston el desenlace de esta eliminatoria. Anoche todos los jugadores de Boston se mostraban confiados en su fortaleza como locales para resolver la eliminatoria. Pero cuando todo se juega a un partido, la emoción y la tensión se adueñan de la pista y todo puede pasar.