Los Hornets volvieron a imponerse con sorprendente claridad (102-84) a los Spurs en el segundo partido y dejaron claro que van a por todas en el Oeste. Desde que lo hicieran los Lakers en la serie final de la conferencia del año 2001, ningún equipo había conseguido lo que ayer lograron los de Nueva Orleans: adelantarse por 2-0 en una eliminatoria de la fase final a los Spurs. Un dato que dice mucho de la calidad y consistencia como conjunto de los texanos en los últimos años y otorga mucho más valor a lo logrado por los de Louisiana.
Valor acrecentado aún más porque ese 2-0 ha sido conseguido de una forma tan rotunda como inesperada. Que los Hornets no iban a ser un rival fácil para los Spurs no tenía problemas en afirmarlo nadie hace unos días, pero pocos esperaban que fueran a ser tan difíciles y mucho menos que empiecen a parecer insuperables. Y es que si pocos habrían apostado su dinero a la doble victoria de los Hornets en el inicio de la eliminatoria, sólo un loco o un fanático impenitente del equipo de Byron Scott se habría atrevido a vaticinar que la diferencia a favor de los locales en esas dos victorias rayaría los 20 puntos.
El resultado de ayer casi calcó el del primer choque porque anoche el guión del encuentro lo volvieron a escribir los locales, que mantuvieron las mismas líneas argumentales del estreno, con algunas variaciones en el reparto de los papeles protagonistas, y como consecuencia de ello volvieron a obtener un clamoroso éxito entre el público -su público, que disfrutó como nunca- y la crítica. La representación dirigida por Byron Scott y perfectamente interpretada por sus hombres, se le ha atragantado a Greg Popovich y su elenco, que con el cambio de escenario a San Antonio, tendrán que intentar cambiar radicalmente el hilo argumental de la serie si quieren que tenga un final feliz para ellos.
San Antonio sigue sin respuestas
David West había sido en el primer partido el jugador que más daño había hecho en ataque a los Spurs, así que Popovich decidió en esta ocasión tratar de asfixiar su juego con la intención de que su asfixia dejase sin aire la ofensiva de los Hornets. Consiguió lo primero pero no lo segundo. West, aunque contribuyó con 10 rebotes y 5 asistencias a la labor de su equipo, tuvo un mal partido en ataque y se quedó en sólo 10 puntos, fallando 9 de los 11 tiros que intentó. Pero cerrar el camino a West supuso abrírselo a los otros dos estiletes ofensivos de este equipo, Paul y Stojakovic, y fueron éstos, con la ayuda puntual de algún otro, quienes hicieron suya en esta ocasión la labor de destrozar la defensa texana. El base anotó 30 puntos y repartió 12 asistencias y el alero serbio volvió a tener uno de esos días de muñeca caliente que tanto temen sus rivales y sumó 25 puntos con excelentes porcentajes, incluidos 5 triples de los 7 que intentó.
Mientras, Byron Scott, como hemos dicho, no cambió las pautas del primer encuentro. Defensa intensa y llena de ayudas con especial atención a la pintura, con el doble objetivo de dificultar el juego en el poste bajo de Duncan y obstaculizar las penetraciones de Parker y Ginóbili. Duncan mejoró sus prestaciones del primer partido -no era difícil dado lo desastroso de su anterior actuación- y sumó 18 puntos y 8 rebotes, pero Parker se quedó en 11 y Ginóbili en 13 sumando entre ambos un discreto 9 de 24 en el tiro. El argentino dio 7 asistencias pero la presión defensiva le hizo perder 5 balones.
Entre los tres sumaron 'sólo' la mitad de los puntos del equipo y eso suele ser un mal síntoma en los Spurs, cuyo juego ofensivo necesita para funcionar a pleno rendimiento una mayor aportación de sus 3 estrellas. Las dificultades para jugar cerca del aro volvieron a obligar a los Spurs a recurrir a los lanzamientos triples más de lo deseable. Terminaron lanzando 27 veces desde más allá del arco para anotar 8, un porcentaje discreto.
Otra vez el tercer cuarto
Al igual que el pasado sábado, la igualdad presidió la primera mitad del partido. Chandler, otra vez espléndido en defensa y bajo los tableros (15 rebotes y 3 tapones), cometió su segunda personal mediado el primer cuarto y su ausencia fue bien aprovechada por Duncan, que anotó 7 de los 11 puntos que hizo en los primeros 24 minutos en ausencia del pívot de los Hornets. Tras continuas alternativas, el marcador reflejaba un apretado 42-43 cuando sonó la bocina que enviaba a los jugadores a vestuarios.
Fue nuevamente en el tercer cuarto donde los Hornets obtuvieron los mejores réditos de su intensidad defensiva. Y lo hicieron porque a partir de ella supieron construir ataques rápidos y demoledores que terminaron por resquebrajar la resistencia defensiva de los Spurs. A ello contribuyó una vez más la maestría en la dirección de Chris Paul que pasa por uno de sus momentos más dulces de juego. Ayer no sólo anotó, sino que dirigió a sus compañeros con maestría proveyéndoles de todo lo necesario en ataque y se esforzó como el que más en defensa, robó 4 balones, haciendo un magnífico trabajo en la marca sobre Parker, al que superó en todos los aspectos en su emparejamiento. Pero es que además, todo esto lo hizo ofreciendo baloncesto del bueno, puro espectáculo. Es difícil pedir más porque es muy difícil ofrecer más de lo que ayer ofreció el base de los Hornets a una afición entregada con completa devoción al jugador de Carolina.
El tercer cuarto se inició con un 10-0 para los locales y terminó con un parcial de 36-18 que sentenció el choque. Paul y Stojakovic lideraron el vendaval de los de Louisiana. El primero sumó 13 puntos y 4 asistencias, el segundo 12 tantos. Contaron con la inestimable ayuda de Peterson en la anotación (7 puntos en el cuarto y una serie de 5 lanzamientos sin fallo en el global del encuentro) y de West en el reparto de juego (4 asistencias).
Frustración e impotencia en el banquillo texano
Los Spurs intentaron volver al partido en el último cuarto pero no lo consiguieron. Cuando más cerca estaban de ello, Paul y Stojakovic activaron de nuevo su combinación letal para acumular otro parcial de 10-0 y poner el marcador en un 95-76 a 3 minutos del final que hizo que Popovich arrojara definitivamente la toalla y sentara a sus titulares.
Los últimos minutos, ya intrascendentes, sirvieron para que Barry mostrase sus cualidades de tirador y se fuese a los 14 puntos. El otro argentino de San Antonio, Fabricio Oberto, terminó con 4 puntos y 3 rebotes en los 14 minutos que estuvo en pista. Parker, Ginóbili y Duncan siguieron el final del encuentro desde el banquillo con caras de desolación. Especialmente significativa era la mirada perdida de un Tim Duncan que, apoyando sobre su mano la mejilla, parecía sumido en una interminable y aterradora pesadilla.
Los propios jugadores de San Antonio reconocían su frustración al final del encuentro. Frustración porque no tenían la sensación de haber jugado mal, de haber fallado, a pesar de los 20 puntos de diferencia. Habían hecho todo lo que podían hacer porque simplemente no les habían dejado hacer más, como si esta eliminatoria no dependiera ya de ellos, sino sólo del rival, de que sea capaz de mantener el altísimo nivel mostrado en los dos primeros encuentros. El jueves la eliminatoria se reanuda en San Antonio. Hasta entonces Popovich tendrá mucho trabajo para recuperar la maltrecha moral de sus hombres y buscar de forma urgente un antídoto para el veneno de estos Avispones de Nueva Orleans que amenazan seriamente con descabalgarles de la competición. Ya veremos si lo consigue.
New Orleans Hornets 102 San Antonio Spurs 84 (2-0)NEW ORLEANS: Paul (30), Peterson (12), Stojakovic (25), West (10) y Chandler (5) -cinco inicial- Pargo (4), Ely (3), Wells (2), Wright (6), James (5), Bowen y Armstrong. |
SAN ANTONIO: Parker (11), Finley (4), Bowen (4), Duncan (18), Thomas (9) -cinco inicial- Ginóbili (13), Udoka (7), Barry (14), Oberto (4), Horry, Vaughn y Stoudamire. |
Parciales: 22-23, 20-20, 36-18 y 24-23. |