Detroit Pistons 86 Philadelphia 76ers 90 (0-1)DETROIT: Billups (14), Hamilton (13), Prince (12), McDyess (6), Wallace (24) - quinteto titular - Maxiell (12), Stuckey, Hunter (3), Ratliff (2) y Hayes. |
PHILADELPHIA: Miller (20), Green (17), Iguodala (16), Young (10), Dalembert (5) - quinteto titular - Evans (11), Williams (9), Smith (2) y Carney. |
Parciales: 27-22, 24-16, 19-25 y 16-27. |
Un resultado destaca por encima del resto una vez acabados los primeros partidos correspondientes a la primera ronda de playoffs. Ese marcador no es otro que el que se registró anoche en el Palace of Auburn Hills de Detroit, donde los Pistons cayeron en el partido inaugural ante los Sixers de Filadelfia (86-90) y con ello perdieron el factor cancha.
No eran pocos los analistas que advertían estos días sobre el peligro que encerraba el equipo que entrena Maurice Cheeks, un equipo con una de las plantillas aparentemente más insignificantes de los 16 conjuntos clasificados para las eliminatorias por el título. Pero cuidado, una escuadra que tiene las ideas muy claras y que encarna de forma prodigiosa en la cancha los conceptos y sistemas de su entrenador. Por eso, los Sixers son un equipo que hace lo que sabe hacer -y muy bien, por cierto- y no intenta rizar el rizo buscando logros imposibles.
Los 76ers ganaron a los Pistons gracias a un segundo tiempo de ensueño en el que amordazaron el juego ofensivo de su rival, al que derrotaron aplicándole su propia medicina: defensa, defensa y más defensa.
Y es que el encuentro tuvo dos partes bien diferenciadas. Los dos primeros cuartos transcurrieron bajo el guión previsto. Detroit dominó aplicando una fuerte defensa e hilando un buen baloncesto colectivo en el juego estático. Al descanso se llegó con 51-38 en el luminoso.
Pero los dos cuartos siguientes fueron otra historia. Cambiaron las tornas, se invirtieron las tendencias. Y Cheeks le ganó la partida a Flip Saunders. Lo hizo a lo grande y sin miramientos. Parcial de los segundos 24 minutos: 35-52.
Que la plantilla de Philadelphia tiene carácter, ya no lo duda nadie. Anoche, sin ir más lejos, los de Pennsylvania supieron sobrevivir a una catastrófica serie de tiro que abarcó parte del primer cuarto y del segundo. Una serie de 2 canastas de 21 intentos que hubiera borrado del mapa a cualquier otro equipo, pero que no pudo socavar los firmes cimientos de los Sixers, que llegaron a perder por 15 puntos.
Decisivo último cuarto
El encuentro entró en el último cuarto con 70 a 63 para los locales. Nada hacía presagiar una derrota de Detroit dada su fiabilidad en los grandes momentos, una fiabilidad avalada por su tremenda experiencia en playoffs. No hay que olvidar que el quinteto titular de los Pistons acumula casi 500 partidos de playoffs, concretamente 497. Tres hombres han jugado 100 o más partidos (Wallace, Billups y Hamilton) y otro está en los 98 (Prince). Con ese bagaje parecía más que complicado que a los de Saunders se les pudiera escapar el choque. Pero el baloncesto, afortunadamente, no es una ciencia exacta.
Los últimos 12 minutos anularon el trabajo que Detroit había desempeañado durante los tres primeros. Una canasta de Andre Miller adelantó a los visitantes (77-78) a 6:03 del final, lo que sirvió para empezar a sembrar dudas más que razonables sobre el desenlace del partido, que se decidió en los últimos segundos.
Y como el baloncesto no es una ciencia exacta, el mismo jugador que mantuvo a Detroit en el encuentro, un extraordinario Rasheed Wallace, fue el que estranguló en los últimos segundos las opciones de victoria de su equipo. Wallace rindió al más alto nivel, finalizando el encuentro con 24 puntos, 9 rebotes y 7 tapones, pero su errónea decisión a 10 segundos del final le costó muy cara a su equipo.
Iguodala había colocado el marcador en 86-88 a 11 segundos de la conclusión al transformar un tiro libre. Los locales pidieron tiempo muerto. Tenían ese tiempo, 11 segundos, para empatar o ganar el encuentro, pero la jugada posterior al tiempo muerto resultó algo incomprensible. Se sacó de banda, el balón llegó a Wallace en posición interior y éste lanzó a canasta cuando había transcurrido 1 segundo y restaban 10 para la finalización. Y encima falló. El rebote llegó a Iguodala que recibió una personal. Anotó los dos tiros libres (86-90) y el encuentro quedó sellado.
Iguodala fue un hombre importante en Philadelphia, aunque anduvo mal en el tiro (4 de 15). Anotó 16 puntos, capturó 9 rebotes y repartió 8 asistencias. Junto a él destacaron Andre Miller (20 puntos y 6 asistencias) y Willie Green con 17, aunque la sorpresa más positiva la representó el suplente Reggie Evans, que con 11 puntos y 14 rebotes dominó los tableros.
En Detroit, el mejor, sin duda, fue Wallace, toda vez que Philadelphia desarticuló con maestría el juego de Billups y Hamilton, éste último acabó con 5 canastas de 17 intentos en los tiros de campo. Además de Wallace sólo sobresalió Maxiell, con 12 tantos y 11 rebotes.
Como se preveía, Saunders volvió a poner de manifiesto que es un técnico poco atrevido y a pesar del mal día de sus titulares (24 de 69 de tiro entre los cinco) apenas confió en su segunda unidad. La excepción fue el mencionado Maxiell, ya que al novato Stuckey le dio 13 minutos y al fiable Hayes tan solo 5.
El argentino Herrmann no estuvo ni siquiera en el banco, ya que era uno de los tres jugadores inactivos de la plantilla. Los otros dos fueron Dixon y Samb.